La decisión está tomada. Steve Francis volverá a la que fue su casa durante 5 exitosos (en el apartado personal) años. Atrás quedaron ofertas como las de Miami, Dallas o Clippers, en las que podría haber encontrado más dinero, más opciones al título o, simplemente, grandes amigos. Atrás quedan, también, 3 tormentosos años que han marcado el estrepitoso declive de lo que un día fue un All-Star y uno de los jugadores más espectaculares de la liga.
Tres equipos y tres salidas, a cada cual más denigrante. De Orlando se marchó con el equipo a medio arrancar y lo grave fue que él parecía ser el lastre que impedía tirar hacia adelante. Lo hizo a cambio del contrato de Penny Hardaway y el alero Trevor Ariza. Por New York pasó con más pena que gloria y las lesiones (sobre todo la tendinitis de su rodilla derecha) terminaron por enfangar un año que ya de por sí estuvo marcado por la mediocridad. Su salida se produjo durante la noche del draft, y tan sólo como un contrato que sirviera para cuadrar los salarios involucrados en la operación. Tan poco era el interés que mostraron por él en Oregon que le concedieron el finiquito sin haber viajado siquiera a Portland.
Ese finiquito, tasado en 30 millones de dólares, es el mismo que permite su llegada a los Houston Rockets. Como ya ocurriera el año pasado con Chris Webber, sin ir más lejos, los jugadores que reciben la liquidación de sus contratos bajan de manera súbita sus pretensiones económicas, pudiéndose permitir el lujo de optar por aquella oferta que más les convenza en el terreno personal o deportivo. Tras una travesía por el desierto como la que ha vivido durante estos últimos años, no quedan más ganas que las de volver a casa. Y la de Stevie está en Houston.
Tras la firma del contrato de Luis Scola por cantidades muy próximas a los 3 millones, tan sólo quedaba un parte de la Mid-Level Exception para ofrecer al jugador, pero esa parte (2.4 millones) ha sido suficiente para llegar a un acuerdo. En concreto, se habla de un contrato de 6 millones de dólares por los próximos dos años, con una clásula de salida a la agencia libre durante el verano que viene. Así, si tras la primera temporada (en la que cobraría la porción de la Mid Level antes comentada) se cree en condiciones de recibir ofertas de mayor atractivo económica, podrá salir al mercado sin problemas.
De esta forma, Wink (como le llamaba su abuela de pequeño) volverá a la franquicia en la que un día fue bautizado como Franchise para, esta vez, ser una pieza más del entramado. Se acabó abanderar el proyecto de resurrección post-Olajuwon y el co-liderazgo de la temprana era del gigante chino. De pilar maestro de proyectos que no llegaron a ningún lado, ha pasado a ser el retoque de saldo de un equipo que tras su paso por el mercado de este verano ha adquirido una pinta bárbara.
Precisamente en el cambio de mentalidad de Francis reposarán parte de las aspiraciones del equipo. Si por algo se ha caracterizado este jugador a lo largo de su carrera, ha sido por tratarse de un base que necesita tener en todo momento el balón en sus manos para poder producir. El esquema de Adelman en ataque, por contra, descansa sobre una gran circulación de balón y un movimiento permanente de los jugadores en busca de mejores opciones de pase para el compañero. Francis ofrece dudas en su adaptación a este sistema.
Con casi total probabilidad, puede que la mejor opción se encuentre en el banquillo, como sexto hombre anotador que obligue a las defensas a cerrarse frente a sus penetraciones y que suponga un complemente a la amenaza que representen desde el exterior hombres como Luther Head, Mike James o, en menor medida, Rafer Alston.
Lo que sí queda claro es que alguno de ellos deberá salir durante el verano en busca de un refuerzo para la posición de alero. Aaron Brooks supone, al igual que Francis, una amenaza en las penetraciones a canasta, pero su velocidad, dirección de juego y futuro hacen poco probable su salida. Mike James podría verse beneficiado por el hecho de haber llegado este mismo verano. Rafer Alston y Luther Head parten, por tanto, como los que más posible tendrían su salida. El primero se convierte en prescindible con la llegada del rookie, mientras que el segundo ya estuvo sobre la mesa de negociaciones durante los días previos al draft en el fallido intento por parte de Morey de hacerse con una primera ronda baja.
Hablando de cambios que suscitan cambios, la llegada de Steve Francis a los Houston Rockets podría precipitar el desembarco de Juan Carlos Navarro en Miami. La franquicia de Florida tenía como objetivos a uno de los dos tras la negativa de Maurice Williams. Este nuevo rechazo cierra considerablemente las opciones de llegada de un anotador exterior consistente, siendo el escolta español la mejor opción disponible en el mercado. Pat Riley ha mostrado su interés y la pelota ahora está en el tejado de los Wizards, que no paran de entorpecer las negociaciones con su intención de incluir en el traspaso a uno de los contratos desorbitados que mantiene en nómina: Brendan Haywood, Antonio Daniels o Etan Thomas.
Tras el estrepitoso fracaso de la temporada pasada, los Heat no podrían presentarse en la nueva campaña sin novedades importantes.
Lo mismo le ocurrirá a Francis con las novedades. Mantener la mentalidad de estrella o aprender a ayudar desde un segundo plano. Pegarse un tarascazo como Bonzi Wells (casualidades de la vida, compañero de equipo) o ser de gran ayuda como Chris Webber.
En lo económico, la operación no plantea la más mínima duda, puesto que han fichado con una sola Mid-Level Exception a Steve Francis y Luis Scola. En lo deportivo, todo está por ver.
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