
Lejos de parecer un simple relleno en el traspaso, los derechos de Luis Scola parecen muy próximos a materializarse. A día de hoy, el Houston Chronicle habla de un contrato que podría rondar los 9.3 millones de dólares en 3 años. Con ese dinero, el ala-pívot argentino podría abonar al Tau los 3 millones de dólares en que está cifrada su libertad, cláusula que ayudará a pagar la franquicia tejana aportando 500.000 $ (pueden pagar más, pero a partir del medio millón, las cantidades cuentan para el tope salarial).
Scola tiene en los Rockets uno de los mejores escenarios posibles para cuajar una muy buena actuación en la competición norteamericana. En primer lugar, está la necesidad de una nueva referencia ofensiva en el equipo. Durante los pasados Playoff, Tracy McGrady suplicaba esta ayuda y todas las miradas se dirigían a la posición de ala-pívot, en la que el oficio del incombustible Chuck Hayes no era suficiente para meter la bota en su sitio. Un jugador con la riqueza ofensiva de Scola será muy bien bienvenido. En segundo lugar, la presencia de Rick Adelman en el banquillo. La inteligaencia en ataque cobrará protagonismo con el regreso de Adelman a los banquillos, y eso es algo que no puede más que beneficiar al internacional argentino.

Además, los Rockets se hacen también con Jackie Butler, un pívot demasiado joven y demasiado bajo que deberá aprender el oficio de uno de los más grandes (y no hablo de Yao Ming). En New York mostró detalles interesantes de lo que ese corpachón puede hacer en las cercanías del aro. pero será precisamente eso, su cuerpo, lo que deba aprender a controlar si quiera eliminar esa propensión a las faltas personales.
De Houston a San Antonio pasa Vassilis Spanoulis (junto con una segunda

5 años después de ser drafteado, Scola emprende el camino.
Suerte, Luis.
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