Antawn Jamison fue el más madrugador (y el único hasta ahora) para firmar su contrato de renovación. A pesar del interés mostrado por otros equipos (léase Philadelphia), nada como quedarse en casa... sobre todo si es aquí donde más te pagan).
El contrato, además, es el más acertado. 50 millones por 4 años. El saldo nos deja 12.5 millones de dólares al año, una cantidad más que razonable para un jugador de su calibre. Dicen que las negociaciones empezaron en 9 kilos... la voracidad de los despachos exige estas posturas de cara a la galería. Pero no sólo es una cantidad muy asumible, sino que, como es lógico, la cuantía del primer año se situará en torno a los 10 millones, por lo que dejaría un margen de maniobra salarial que será bienvenido cuando toque negociar con el Gilbert Arenas.
En Washington están a la caza y captura del dólar y toda ayuda es poca. Prueba de ello la encontramos en el draft del pasado jueves, donde vendieron la elección de segunda ronda (Bill Walker, un niño-maravilla al que las rodillas han acortado su futuro) a Boston a cambio de dinero.
La duración también es la más adecuada, puesto que 32 años no pasan en balde, auque en su descargo es justo decir que viene de una de las mejores temporadas de su carrera. La lesión de Gilbert Arenas y los problemas en el juego interior (Brendan Haywood y Etan Thomas siguen con su particular pulso fuera de las canchas), dejaron el equipo en sus manos y en las de Caron, que no contentos con mantener el equipo a flote y clasificarlo para los Playoff, soportaron el regreso de un Gilbert Arenas titubeante en el mejor de los casos.
Lejos de los Wizards, quizá el pretendiente más serio fueran los Philadelphia 76ers, que se convertirán en el elemento revolucionario de estos primeros días de caluroso y bienvenido verano. En Pennsylvania andan como locos a la búsqueda de un cuatro solvente (Thaddeus Young no lo hizo mal como 3.5 de urgencia, pero le falta medio punto), y tienen espacio salarial para cortejar a grandes piezas de caza, pero esta vez se les ha escapado vivo.
Por si alguien lo dudaba a estaas alturas, las renovaciones de uno y de otro van de la mano. O eso pretenden. Tanto los jugadores como (hola, Perogrullo) el equipo.
El de Arizona avisó en su día que, para quedarse, Washington debía retener a Antawn Jamison. Recién firmada su renovación, el agraviado recordó aquellas palabras. "Ahora es su turno".
¿Quién en su sano juicio pone su futuro profesional ligado al compromiso de Gilbert Arenas, tipo inestable donde los haya?
El excéntrico showman renunció a su último año de contrato para poder firmar uno más lucrativo. Tiene los famosos 100 millones de dólares por 6 años entre ceja y ceja, y poco le importa venir del peor año de su carrera para exigirlos. Las rodillas redujeron al Agente Zero a Zero, a secas, pero el jugador considera suficientes los méritos acumulados hasta el momento para alcanzar su meta.
¿Quién más estaría dispuesto a ofrecerle semejante contrato? Nadie. Bueno, casi nadie. Philadelphia tiene en Andre Miller una de las grandes razones de su milagro, y Memphis en su backcourt las de su esperanza. Resta por saber lo que harán los Clippers, que como 'Hermano Pobre' y equipo pequeño que son, igual no han escarmentado de que les dieran una vez por culo (con perdón).
Gilbert Arenas ya les dio calabazas en el verano de 2003. ¿Veremos un nuevo episodio? Dicen que el cartero siempre llama dos veces.
Queda también por resolver una incógnita que mantendrá a muchos sin dormir: el futuro de Roger Mason Jr. Su buena actuación durante la ausencia de Arenas le permitirá vagar unos años de banquillo en banquillo antes de ausmir que sólo vale para cerrar una plantilla.
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