jueves, agosto 09, 2007

Mercado. Ainge se encapricha con Reggie.

Era inevitable. Charles Oakley, Dennis Rodman, Scottie Pippen, Shawn Kemp... el verano es época para los rumores del regreso de los cuarentones a la liga, y con los Celtics buscando más piezas que añadir a su ambicioso proyecto, los caminos debían cruzarse en algún lado para dar como resultado los ecos del regreso de uno de los jugadores más carismáticos de la última década.

Al parecer, y según han confirmado ya ambos implicados, Danny Ainge y Reggie Miller habrían entablado conversaciones para el hipotético fichaje de Reggie por los remozados Boston Celtics. Las conversaciones no habrían pasado de la hipótesis, y no parece probable que el milagro tenga lugar.

Más aún cuando la franquicia acaba de cerrar la contratación de Eddie House y mantiene a Tony Allen en plantilla. Siendo escoltas los dos únicos hombres exteriores potables en el banquillo, la contratación de Reggie se antoja entre caprichosa e innecesaria.

A sus 42 años y tras haber disputado sus 18 temporadas profesionales en los Indiana Pacers, un regreso desesperado por el anillo no haría más que empañar una despedida de cuento de hadas: en los Playoff, con 27 puntos, con un tiempo muerto solicitado por el propio coach rival, Larry Brown (neoyorkino para más inri), y con el equipo rival en media pista sumándose a la ovación.

Ni siquiera un anillo podría mejorar lo que fue una despedida a la altura de los más grandes.

Porque Reggie nunca necesitó el anillo para ser grande.


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