lunes, agosto 06, 2007

Big Three II. Los Celtics vuelven a pensar en grande.

"Initially, I had no interest leaving Minnesota," he said. "But after talking with [owner] Glen Taylor, his vision of the future was very different from mine. And when Boston [traded for] Ray Allen, the whole thing changed for me. I could see myself in a Celtics jersey."

El verbo se hizo carne. Y los rumores certeros. A diferencia de lo que suelen, las habladurías acertaron de pleno y Kevin Garnett ya viste de verde. Un verde que vuelve a colocarse en el mapa de la NBA tras años de vagar por el desierto. Si alguna vez alguien se preguntó cuánto habría que pagar por hacerse con el jugador más completo de la liga, ya ha encontrado su particular respuesta: un quinteto entero y 2 primeras rondas del draft de 2009. Sebastian Telfair, Gerald Green, Ryan Gomes, Al Jefferson y Theo Ratliff son el rosario de jugadores que abandonan Boston de camino a Minnesota.

¿Merece la pena tanto esfuerzo? Tras lo ocurrido en los últimos meses, no cabe la menor duda de que así es. El punto más bajo que alcanzó la franquicia no fue ése récord de derrotas consecutivas alcanzado en ausencia de Paul Pierce, sino que una franquicia de la talla de los Celtics cayera en el bochornoso juego del "Tanking", ese ahorro de energía en busca de un número 1 o 2 de este draft que chocó de frente con lo que se suponía aún quedaba de la filosofía céltica.


Una "treta" que no hacía más que dañar una imagen que ha llegado a los jóvenes de hoy en día como la de un equipo perdedor, con el encanto de los viejos laureles que un día fueron luz del baloncesto y hoy no eran más que
folhas secas.

Si aquello hizo daño, más lo hizo el hecho de quedarse sin su tan ansiado Top2 del draft. El dribbling de la Diosa Fortuna precipitó unos cambios que no tendrían camino de retorno.

La llegada de Ray Allen fue vista en su día como un remedio a la inquietud de Paul Pierce, una intención de concederle un compañero veterano de categoría con el que poder iniciar la operación de regreso a la postemporada. Era inimaginable lo que acabaría desatando ese movimiento.


Y menos con las duras palabras que dedicó por entonces KG al equipo que hoy defiende.


Su llegada, la de Kevin Garnett, concede ahora pleno sentido al fichaje de Ray Allen. El efecto llamada del escolta ha surtido efecto y Danny Ainge, en un movimiento más certero de lo que nos tiene acostumbrados, ha formado un Big Three que devuelve al equipo a la primera plana de la NBA. Al menos en lo que a expectación se refiere. Habrá que esperar a octubre para verlos jugar.


Y, si había alguna duda, el acto de presentación las despejó por completo. No fue la presentación de Garnett con el número 5. Fue la presentación en sociedad de un trío que tiene ahora por objetivo hacer recuperar la ilusión de una afición maltratada por años de desconcierto. Fue la presentación de todo un proyecto, una declaración de intenciones: O todo o nada.

El todo por el todo.


Una quema de naves en toda regla en la que Danny Ainge ha tomado la decisión de sacrificar todo posible futuro (dubitativo y tembloroso una vez más) a cambio de un presente en el que poder volver a luchar por las cotas más altas.

Para ello, se ha contado con la inestimable ayuda de todo un histórico en Boston como Kevin McHale y, por supuesto, de Kevin Garnett.

La mayor señal de compromiso que ha podido tener el jugador con la franquicia ha sido la de rechazar nada menos que 5 millones de dólares, gran parte de la prima que le correspondía en caso de traspaso. Gracias a ello, el traspaso se pudo cerrar sin que Boston tuviera que incluir aún más piezas para poder cuadrar los salarios del puzzle.

Además, y como adelantábamos, Garnett ha firmado una nueva extensión de contrato por tres temporadas, además de hacer efectiva su año opcional de su contrato actual. De esta forma, cobrará 45 millones de dólares por las 2 próximas temporadas y 60 en las 3 siguientes, acabando su contrato en el año 2012. Con esta renovación, Boston olvida ese temor de que el jugador optara por abandonar la franquicia el verano que viene. Las salidas duelen más por la cantidad que por la calidad. La pérdida de 5 jugadores deja la rotación del equipo extremadamente cojo. La presencia de las 3 megaestrellas obliga a completar el quinteto con dos jugadores de equipo, trabajadores y con buena actitud defensiva. Precisamente, eso es lo que mantienen con Rajon Rondo y Kendrick Perkins.

Para el resto, deberán servirse del efecto llamada que puedan atesorar los nuevos miembros del Big Three. Por el momento, el efecto no parece ser el esperado. O al menos el necesario. Hasta el momento, se han conseguido tan sólo los fichajes de Eddie House (por el mínimo que le corresponde por experiencia, 1.1 millones) y Jackie Manuel, que ha recibido un contrato no garantizado.

Con Eddie House añaden un gran tirador a la rotación, además de un base de pega con corazón de escolta para dar descanso a un Rajon Rondo que este año deberá dar un gran paso adelante. Mientras tanto, Jackie Manuel llega para intentar convertirse en ese alero defensivo que "tuvieron" con Jeff Green.

Las conversaciones por Dikembe Mutombo se han intensificado y sería la pieza perfecta para un equipo como éste. Un gran defensor, extraordinario reboteador, aún hambriento de éxitos y con experiencia a raudales que añadir a la del tridente mágico.

Queda mucho verano por delante y todo puede pasar, pero lo que es seguro es que ya ha empezado una nueva era en Boston.

Una nueva era con sabor añejo.

Porque los Celtics han vuelto a pensar en grande.

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