New Orleans Hornets. El que no se consuela...
Es porque le duele la muñeca. Tras haber quedado impresionados en los workouts por Thaddeus Young, se daba por hecho que el destino en la noche del draft será New Orleans. Sin embargo, un puesto más arriba, Philadelphia compartía amor por el jovencísimo alero, por lo que el romance de Byron Scott terminó en tonteo temporal.
Perdido su principal objetivo, los Hornets tornaron la vista hacia un jugador que llegaba por un caché más bajo de lo habitual en él. Julian Wright. Tras aguantar gran parte del año entre las primeras posiciones de los diferentes mocks, su stock fue cayendo hasta la mitad de la primera ronda. El ya ex-alero de Kansas cumple con la definición de lo que se conoce como point-forward: un jugador con tamaño de alero que no tiene problemas para manejar y subir el balón.
Con Wright, los Hornets consiguen algo que podían echar en falta: un gran defensor exterior. Junto con Brewer, probablemente el mejor. Un gran reboteador para su posición, que encuentra en el apartado ofensivo su gran carencia: el tiro. Pese a que sus porcentajes puedan indicar lo contrario, Julian carece de un tiro consistente. Gran parte de sus puntos llegan en posiciones cercanas a canasta o francas de tiro. Por lo demás, un jugador muy completo, versátil, con buena visión de juego y dotes de liderazgo, de quien Byron Scott ya ha dicho que podrá jugar sin problemas como escolta, alero o ala-pívot.
La elección en segunda ronda del escolta tirador Adam Haluska, no es más que una nueva muestra de lo rara que fue la segunda ronda.
NOTA: 7
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