miércoles, julio 04, 2007

Draft de una noche de verano. Capitulo XX.

New York Knicks. Más 'kilos' para la pintura.

Isiah no podía estarse quieto en una noche en la que el futuro de tantas franquicias parecía caer preso de los rumores. Finalmente, ninguno de ellos se hizo realidad pero, como no podía ser de otra forma, nuestro intrépido GM no se quedó parado. Lo más sorprendete es que, tras el traspaso, y por primera vez en mucho tiempo, no quedaba la sensación en la Gran Manzana de que los Knicks volvían a salir perdiendo en el cambio (porque cargarse con 30 kilos más de salario sería un grave problema en cualquier parte del mundo menos en New York).


Provocando la mayor de las sorpresas, el traspaso cerrado con Portland ni siquiera tuvo un precedente correspondiente en forma de rumores. Todo ocurrió de forma rápida y sin dolor aparente. Los New York Knicks enviaban a la otra punta del país a Steve Francis y Channing Frye a cambio de Zach Randolph, Dan Dickau y Fred Jones. Se deshacía así de un jugador de difícil acomodo junto con una gran promesa en el puesto de 4 a cambio de dos jugadores cuyas horas en New York parecen estar contadas y un ala-pívot de plenas garantías.

Ni en los sueños más bizarros del señor McDonald aparecía una pareja interior formada por Eddy Curry y Zach Randolph, que elevarán a la máxima expresión aquello de "Kilos en la pintura". Tampoco soñó Stephen Hawking con ver en la tierra el mejor retrato de aquello a lo que ha dedicado su vida: los agujeros negros. Y es que con dos jugadores tan poco propensos al pase, la circulación de balón en New York será de no retorno. Una pareja hecha por y para el ataque, que sufrirá lo indecible en defensa y destruirá el camino de imparable ascenso de David Lee.

Sólo el tiempo sabe qué es lo que acabará pesando más.













En el aspecto que concierne más puramente al draft, los Knicks se
decantaron en el número 23 por Wilson Chandler. En los días previos a la cita, no eran pocos los rumores que apuntaban hacia una supuesta promesa por parte de Isiah para cogerlo en el número 23, razón por la cual habría rechazado acudir a un workout con los Sixers. Se trata de un alero con gran físico y, en ocasiones, poco espíritu de equipo. Quizá sea eso, el físico, lo que conduce a no ver en él mucho más. Al fin y al cabo, tanto en ataque como en defensa suele recurrir con frecuencia a su físico para superar al rival. En el tiro, no romperá con la tónica habitual de tiradores por rachas que predominan en plantilla. Todo lo contrario que Demetris Nichols, seleccionado en el puesto 53 por Portland y que llegó a New York a cambio de una segunda ronda. Un jugador que ha pasado cuatro años en Syracuse, demostrando ser un jugador de clara mentalidad ofensiva, merced a un tiro más que fiable de media y, sobre todo, larga distancia, que le convierten en un muy buen anotador para salir desde el banco.

NOTA: 9

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