miércoles, julio 04, 2007

Draft de una noche de verano. Capitulo XXII.













Philadelphia 76ers. 4 de 4 en tíos de campo.


Si normalmente es difícil acertar en el draft, tener 4 rondas y acertar en todas es un logro al alcance de muy pocos. No parecía estar Billy King entre ellos, pero lo cierto es que puede decirse que los Sixers han salido de la noche del draft con la sensación de plenitud que concede el trabajo bien hecho. Un buen hombre por puesto salvo en el de base, donde parece que aún siguen confiando en el jovencísimo Louis Williams.

Con el puesto número 12, eligieron a Thaddeus Young, un jovencísimo escolta/alero de la universidad de Georgia Tech en el que parece volver a cumplirse la máxima del "O todo o nada". Aún no pasa de ser un buen jugador, pero el potencial que atesora nos habla de un jugador que era considerado como el mejor de su promoción tras los dos que todos tenemos en mente. Con muchos aspectos aún por pulir, quizá el mayor de ellos sea el tiro de media y larga distancia, dodne aún se muestra demasiado inconsistente. Mientras tanto, puede valerse de las penetraciones a canasta, en las que entra en juego un físico privilegiado. Un jugador muy completo, que logró enamorar a Byron Scott y que, según los comentarios generalizados, ha demostrado tener un mejor juego al poste bajo del que en un principio se le concedía.

Gran elección, por tanto, la de este jugador que, como curiosidad, aún no tiene dorsal. Lo elegirán los internautas mediante una encuesta en la página web de los Sixers. Los candidatos: el 5, el 21, el 30, y el 31.

El número 21 de que disponían fue traspasado junto con una segunda ronda y dinero a Miami a cambio del número 20, puesto en el que había sido seleccionado Jason Smith, ala-pívot de la universidad de Colorado State. Un 7 pies de gran bagaje ofensivo y carencias defensivas notables. En ataque, es capaz de enamorar merced a su completo arsenal anotador, que incluye desde un pulido juego de pies al poste bajo, hasta un tiro certero desde la media distancia, pasando por una rápida penetración a canasta. En resumen, el poderío anotador en el juego interior que pedía a gritos Philadelphia. Las lagunas en su juego entran casi todas por el mismo lado: el físico. Le cuesta ganar la posición a su par, tanto a la hora de defender como en la lucha por el rebote. Pero, al fin y al cabo para eso estará Dalembert.













Disponían también de un número 30, pero éste acabó siendo traspasado a
Portland a cambio del número 42 y dinero. En ese puesto de la segunda ronda, volverían a cazar una pieza interesante: el alero senior de la universidad de Vanderbilt Derrick Byars. Tanto es así, que sorprendió que un jugador como él acabara cayendo hasta la segunda ronda. En este caso, se trata de un senior con todas las letras, puesto que ha cumplido un ciclo universitario de 5 años: 2 en Virginia, 2 en Vanderbilt, y uno en blanco entre medias, la sanción habitual para los jugadores que formalizan un transfer hacia otra universidad.

En Byars encontramos lo que un entrenador denominaría como el jugador soñado. Aplicado en todas las facetas del juego y con una labor de equipo reseñable. Con muy buen físico y a la vez rápido. Buen ataque y mejor defensa. Buen tiro (las mecánicas raras no están reñidas con el acierto) y mejor capacidad de pase. Muy buen apoyo en la lucha por el rebote... Un jugador de primera ronda. Completo y con labor colectiva.

Para finalizar, los de Pennsylvania traspasaron los derechos del ucraniano Kyrylo Fesenko (número 38) a los Utah Jazz a cambio de Herbert Hill, una sólida presencia interior para añadir al roster.

En resumen, un draft repleto, en apariencia, de aciertos.

NOTA: 9.5

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