Partimos de la concepción de que en estos premios siempre hay algo de trampa. Que la progresión no siempre es tal. Que normalmente el galardonado ya ha roto el cascarón durante los últimos meses de la temporada anterior y que casi nunca el premio recae en las manos de un jugador de segundo año (Gilbert Arenas mediante).
Al menos uno de esos preceptos se ha roto este año. Monta Elis ha sido nombrado MIP en su temporada sophomore tras un año de ensueño. La llegada de Don Nelson ya fue un paso de gigante hacia el galardón. Un juego alegre, 100% ofensivo, desenfadado y rápido es el juego para el que ha sido concebido Monta Ellis. Y ése es el que ha imprimido Nelson a estos Warriors sorpresivos.
Cuando la temporada 2005-06 estaba ya perdida (como tantas y tantas anteriores) en Oakland, Mike Montgomery se decidió a comprobar aquello que andaba por el banquillo. Uno de los bultos sospechosos era Ellis, que recompensó la confianza con una orgía anotadora frente a Utah para clausurar la temporada. Sí, ya por entonces, los escoltas le daban por culo a los de Jerry Sloan. ¿A que sí, Giricek?
Este año ha terminado por destaparse como un super-anotador, una amenaza ofensiva constante al que sólo un par de años separan del verdadero estrellato.
En su mismo bando estaba Andris Biedrins, otro de los beneficiarios de Coach Neson. El run 'n' gun desplaza a los alas-pívots a la posición de teórico cinco. Si eres rápido y reboteas bien, los empastes no serán lo único que te recubra de oro.
Dejando ya de lado a los pipiolos de Donnie, Kevin Martin era el otro gran candidato al premio. 3 míseros votos le separaron de conseguirlo. El año pasado, tras el All-Star break, comenzó a dar muestras de un gran poder anotador. Esta temporada, con los seis meses por delante, se ha dejado notar más y sus registros se han disparado. Aunque de notar también va la cosa: pese a su gran mejoría estadística, su impacto en el juego (paupérrimo) del equipo, ha tendido a cero. Y es que a-notar no lo es todo.
Dentro de las menciones especiales, dos inevitables. Al Jefferson y Deron Williams. Al de los Celtics le dio por explotar en un partido frente a los Nets y desde entonces no ha parado. Se ha convertido en uno de los grandes anotadores al poste de la liga y la fragilidad interior de los verdes (nunca mejor dicho) le ha permitido hincharse a rebotes, de tal forma que se ha convertido en el primer céltico en 10 años en promediar un doble-doble. El de los Jazz ha sentado cátedra durante toda la liga regular, haciendo de su sociedad con Boozer una de las más estables de la NBA. Y ha conseguido lo impensable: sembrar la duda acerca del mejor base de la generación de 2005.
No hay comentarios:
Publicar un comentario