martes, octubre 31, 2006

La Previa. Utah Jazz.


Volvieron los Jazz a exhibir un buen nivel de juego tras la aciaga temporada que vivieron en 2004-05. Y todo eso lesión de Carlos Boozer mediante. Entre todos consiguieron hacerlo olvidar y se quedaron a las puertas de Playoff pese a haber conseguido el 50% de victorias. Es el Oeste, ¿Qué esperaban?

Atraco a las 3 y media.

Un traspaso polémico abrió el verano. Mejor dicho, cerró la primavera, porque apenas llevábamos una semana de junio. Las prisas no son buenas consejeras y en esta ocasión no iba a ser menos. Dejaban marchar un buen proyecto de futuro como Kris Humphries (junto con el problemático Robert Whaley, sí) a cambio de Rafael Araujo, jugador desesperante donde los haya. En el draft, las cosas fueron mejor, mucho mejor. Con el número 14, el elegido fue Ronnie Brewer, hijo de ex-NBA. Uno de los jugadores más atléticos de la camada. A su extraordinaria defensa, añade una visión de juego propia de un base y una excelente capacidad reboteadora. Como anécdota, un problema en su codo de tiro le obligó a adoptar una mecánica de lanzamiento muy particular. En segunda ronda llegaron los robos. Con el número 46, Dee Brown, uno de los indudables mejores bases universitarios. Todo un líder en la cancha, sin duda su condición más destacada es el ritmo de juego vertiginoso que es capaz de imprimir al partido. Con el 47, uno más escandaloso, Paul Millsap. No perderé el tiempo en describir su juego, dejaré que los datos hablen por sí sólos: es el único jugador de la historia de la NCAA (y por allí han pasado todos los grandes de la historia) en liderar el campeonato en rebotes durante 3 años seguidos. Acabado este excelente sorteo de rookies, un nuevo traspaso se llevó a efecto: Derek Fisher llegó a los Jazz a cambio de 3 jugadores que eran, son y serán poquita cosa: Andre Owens, Keith McLeod y Devin Brown. El verano se cerró el mismo día que acabaron los problemas para la contratación de Dee Brown al que, al parecer, no satisfacían las condiciones económicas que le presentaban.

Cuatro bodas y un funeral.


Deron Williams parece dispuesto a erigirse en colíder de estos Jazz. Después de terner que ver cómo en su año rookie eran Raymond Felton y Chris Paul los que destacaban, su orgullo le obligará a alzar la voz a base de juego. Derek Fisher llegó para darle una pequeña alegría a Sloan. ¿Qué hubiera sido de él si se viera sólo con dos bases jóvenes como opción? Y es lo que los rookies no suelen comulgar con Sloan. Máxima en el caso de Dee Brown, un base tan eléctrico no puede (ni debe) pararse cada dos por tres a mirar las indicaciones del entrenador. El máximo exponenete de esa cabezonería de Sloan sería ver a Giricek aún como titular. Para un hombre con su defensa y su juego de ataque, el banquillo es su lugar. Banco que será lo que le toque chupar a Ronnie Brewer hasta que sea capaz de demostrar ser un jugador muy válido. Las de Caín tuvo que pasar también Deron y al final lo consiguió. CJ Miles ha ganado en músculo y pretende hacerlo en minutos, pero si el año pasado no tuvo facilidades, tener 19 años tampoco mejorará las cosas. Andrei Kirilenko se convirtió el año pasado en el cuarto jugador de la historia en promediar al menos 15 puntos, 8 rebotes, 4 asistencias y 3 tapones. Estos americanos, que tienen estadísticas para todo. ¿Los otros? David Robinson, Abdul-Jabbar y Bob Lanier. Lo que se llama un completo. Matt Harpring seguirá, un año más, siendo el jugador más importante desde el banquillo. Así lo viene siendo mucho tiempo y así continuará. Y el caso es que no le va nada mal con el invento. Carlos Boozer se ha visto envuelto, un verano más, en rumores de traspaso. Un verano más, y como ocurre con otros casos en la liga, no se ha cerrado nada. Si se mantiene sano, los Jazz ganarán muchos enteros de cara a la lucha por los Playoff. Tras la marcha de Kris Humphries, llamado algún día a sustituirle, la llegada de Paul Millsap ha supuesto un bálsamo de dimensiones bíblicas. Lo suyo era esperado, pero verlo de cerca impone. Un terror de los tableros. En el puesto de pívot, uno que cada vez lo es menos, Mehmet Okur. Gran temporada la suya, quedándose a un paso del 20-10 y ayudando a eludir esa ausencia de Boozer a base de un gran rendimiento. Marchado Ostertag llega un sustituto natural, Rafael Araujo. Al parecer este año con 10 kilos menos y la consecuente mayor movilidad, pero siempre se dijo que de donde no hay no se podía sacar. Tendrá que seguir siendo Jarron Collins el que dé la cara.

Pronóstico:

Si se mantiene el núcleo del equipo sano, no hay duda alguna de que la plantilla es suficiente para conseguir por fin la vuelta a los ansiados Playoff. El problema es ése, que Kirilenko se mantiene fiel a sus lesiones (a su mujer no sabemos, vistas las declaraciones), Boozer sale de una complicada y el resto... expuestos, como cualquier otro.

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