Bochornosa la situación vivida en los pasados Playoff. Fueron tratados con todo merecimiento como la maría de la postemporada, aunque quizá sea eso lo que le guste a Carmelo, que de nuevo este año vio cómo un amigo le metía hierba en la mochila. Al final ese amigo será de esos que le dicen que queme cosas. Este año los esfuerzos no parece que vayan a cambiarlo. Demasiado empeño en el juego interior mientras que el backcourt pretende ser salvado con la incorporación de un veinteañero descabezado. Descompensación absoluta.
In JR ¿We trust?
Tras el fiasco del draft del año pasado con Julius Hodge (por desgraciados problemas extradeportivos, todo cabe decirlo), este año no habrá drafteado en el equipo. El único, Leon Powe, que fue elegido en segunda ronda y entra en la terna de candidatos a robo del sorteo, fue traspasado a Boston a cambio de una futura segunda ronda. Carmelo Anthony renovó por el máximo, Reggie Evans a precio de saldo y Nene Hilario, inexplicablemente, a precio de verano de 2005. La novedad más importante quizá sea la llegada de JR Smith a cambio de Howard Eisley y dos segundas rondas. Anotador y espectacular de cara a la grada, su potencial quedó en entredicho la temporada pasada debido a la ausencia de progresión alguna en su juego. Por si fuera poco, su relación con Bryon Scott no era la mejor posible (dardos en prensa incluidos), algo que por Colorado sonará familiar vista la tensa relación que mantuvieron George Karl y Kenyon Martin. El otro traspaso del verano fue el intercambio de veteranos entre Joe Smith y Ruben Patterson, desguareciendo aún más el exterior en favor de un juego interior cada vez más superpoblado (y que días después vería aumentada su nómina con el inadvertido Jamal Sampson. La apuesta exótica de la franquicia la constituye el francés Yakhouba Diawara. Bonita historia la suya. Tras pasar las ligas de verano con el equipo, llegó a un acuerdo verbal por el mínimo salarial con la franquicia. Posteriormente Dallas le ofreció un contrato de casi dos millones pero mantuvo firme su palabra. Agradecimiento a Karl, perspectiva de minutos, lo que sí es cierto es que no muchos hubieran hecho lo mismo.
Cuando el juego interior no lo es todo.
Andre Miller, el base titular con peor tiro exterior de la competición, seguirá haciendo valer su extraordinaria capacidad de creación para dirigir las riendas del equipo. Earl Boykins, el increíble base de bolsillo, seguirá ejerciendo como revulsivo desde el banquillo. En la posición de escolta, la confianza debería ir a parar a JR Smith, que este año tiene mucho de lo que resarcirse y más aún que demostrar. Como también lo tiene Julius Hodge, del que se espera pueda volver ya a la actividad normal después del intento de asesinato sufrido. Carmelo Anthony, cada vez más grande en ataque y con menos espacio en el rebote, tendrá que seguir tirando de un carro al que cualquiera le pierde el respeto pasado abril. Es posible que Linas Kleiza acabe siendo el alero suplente, como también es probable que el francés Yakhouba Diawara ejerza de tercera opción para estas dos últimas posiciones. Llegado el juego interior, llegan también los problemas. Problemas que superó Kenyon Martin con George Karl, por cierto. Los que no supera son los de sus rodillas. Lo dicho, las posiciones interiores serán las que mayores quebraderos de cabeza traigan para el entrenador. Hasta 7 jugadores perfectamente válidos tiene entre los que elegir. El polémico de ala-pívot y Marcus Camby como center. A partir de ahí, Reggie Evans llevará a cabo su incombustible batalla de los tableros, Nene Hilario volverá a las canchas tras una temporada que le duró 3 minutos, Nájera (opción para el puesto de 3, por si se pretende desatascar la situación) añadirá la chispa de sangre tan necesaria en el interior, Joe Smith intentará hacerse hueco después de un año terrible en el apartado físico y Jamaal Sampson... quizá llegue a estrenar la camiseta.
Pronóstico:
La fragilidad de la División Noroeste podrá garantizarles un buen puesto en los Playoff pese al maquillaje aplicado por David Stern. Sin embargo, para ir más allá, se necesitaban refuerzos que no han llegado. ¿Era Bonzi la pieza clave?
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