Le tocó ganar a Shaq el salto esta vez. Tan subido de moral comenzó el partido que en la primera jugada se fue a por Diop en el poste bajo, anotó y provocó la personal. Meter la pelotita desde la soledad del tiro libre fue cosa bien distinta. Ni teniéndolo que repetir acabó metiéndola. Los primeros minutos del partido marcaron una tónica que, si bien siempre anda presente, resaltó de especial manera: la defensa sobre este fino estilista de New Jersey. Recibió la defensa constante de 2 hombres más el apoyo de un tercero y hasta a veces cuarto. El Hack-a-Shaq recuperaba su esplendor y el 0 de 4 marcaba la línea del partido. Demasiado pronto aparecía ya el tick nervioso de la manita en la mejilla. Dallas sacaba su defensa a paseo y fruto de ello surgió el contraataque, esa bella criatura fugaz y volatil que conduce hacia una canasta segura. Así lo hubiera sido de no tropezar Jerry Stackhouse con el árbitro Steve Javie, que corría hacia la canasta de Miami como un Maverick más sin darse cuenta que el verdadero venía por detrás. ¡Vaya series llevas, Jerry! Menos mal que este no te sacó también el codo. El mal momento de los de Florida parecía ser contagioso. Wade tardó en entrar en el partido y, cuando lo hizo, no estuvo especialmente brillante. Hasta falló estando debajo de canasta, su zona. Dwyane penetra en la zona, Shaq corta, recibe el pase y falla el alley-oop. ¡Vaya! Esto va a ser más grave de lo que se pensaba. No tarda Dallas en cerrar inmediatamente un parcial de 9-1 que les sitúa en la senda de la victoria. La única salida posible era el oficio, y para eso en los Heat nadie mejor que Haslem. Tratando de salvar un balón de banda, acabó sentado en las rodillas de un aficionado barbudo y de pelo canoso. Comentan las malas lenguas que, por si acaso, pidió un anillo. Lo que quizá no le hayan dicho es que Santa no existe... ¡Y que estamos en Junio, Udonis!
El amago de zona de Miami logró recuperar terreno y poner algo de tierra de por medio. Bueno, más que tierra, arenilla, puesto que si Wade y Mourning excavaban una tímida trinchera, Van Horn anotaba 5 puntos de forma consecutiva. La salida de Jason Williams, Haslem y Shaq trajo consigo el final del acierto en defensa y la clarividencia en ataque. Josh Howard conseguía palmear un balón bajo el aro y sacar la adicional de O'Neal. Acto seguido, cuando tras una buena acción defensiva Miami armaba el contraataque, Jason Terry cortaba en la línea de tiros libres, paraba en seco y anotaba con una facilidad insultante. Una bandeja de Haslem (sí, sí, bandeja), cortaba ese parcial de 13-0 que le había asestado al partido el primer golpe de gracia. Pero para golpe el que se llevaron los dos últimos protagonistas: Jet entraba en la zona con suficiencia gracias a la defensa de "Todos sabemos quién", Haslem salió a poner el gorrazo a su paso y acabaron ambos cayendo apartosamente al suelo. El de Miami sobre su hombro izquierdo, dolido desde abril. A perro flaco (no es un eufemismo del dorsal 32, no) todo son pulgas. Si ahí hubiera acabado todo, no hubiera sido malo: Nowitzki amaga y pasa a la esquina, donde Stackhouse anota un triple sin mayor oposición. 9 arriba. Wade ataque... y hace dobles. Siguiente ataque: Nowitzki levanta la cabeza, ve a Stackhouse sólo, procede y éste anota mientras un rival le cae encima. Adicional y 13 arriba. El ataque de Miami acaba con técnica sobre Wade por protestar a Steve Javie (sí, sí, el que tiró a Jerry). Para colmo, los balones no pueden llegar adentro porque Adrian Griffin y Dampier se afanan en su trabajo. Último ataque, balón a la esquina, Stackhouse se eleva... 10 puntos seguidos y 16 arriba para marcharse al descanso.
Y el partido se queda sin mucho más que contar. Poco o nada merece la pena. Tal vez sólo decir que entre Terry, Nowitzki y Howard llevaban al principio del tercer cuarto los mismos puntos que todos los jugadores de los Miami Heat juntos, así como que la defensa de los Mavericks se relajó de forma notable (y lógica) en cuanto el partido anduvo resuelto. Esta vez le tocó a Stackhouse dar la estocada en un partido en el que Nowitzki hizo acto de presencia. O'Neal, más missing que nunca: anotó su último punto cuando aún restaban 23 minutos por jugarse. Lo hizo de tiro libre, donde acumula la nada desdeñable estadística de 2 aciertos sobre 16 intentos en estas Finales de la NBA, donde otrora no tenía rival y ahora se encuentra con una defensa asfixiante y no menos efectiva.
La eliminatoria llegará ahora a Miami. Quizá Horatio tenga que echarle un vistazo al cadáver.
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