Puedes ser un cabeza loca, puedes haberte ganado la enemistad de media grada, puesto no haber contado en todo el año para tus entrenadores, que si te necesitan, tendrás tu contrato. Esa es la enseñanza que podemos sacar de la entrada de hoy.
Una renovación que llevaba un tiempo fraguándose era la de JR Smith por los Denver Nuggets. Sin haber cantidades exactas filtradas, sabemos al menos que el contrato se situará en torno a los 15 millones de dólares por 3 temporadas, unas cifras más que razonables para un jugador que, si bien no es el paradigma de la inteligencia sobre el parqué (en este aspecto está a la altura de Carmelo Anthony), sí es un buen anotador desde el banquillo.
Al menos las últimas noticias nos hablan de un jugador que trata de reconducir su camino (estoy hablando como un predicador), que trabajó con el equipo de verano y que hizo lo propio con el equipo de jóvenes promesas que sirve todos los veranos de 'sparring' a la selección de Estados Unidos durante su preparación.
En su descargo, debemos decir que, efectivamente, año a año va haciendo pequeños progresos, todos en el mismo sentido, afinando siempre la puntería y convirtiéndose en una amenaza constante desde el perímetro. Bien haría, sin embargo, en aplicarse más en defensa y mejorar su toma de decisiones en juego, que a día de hoy no es mayor que la que pueda tener un lápiz de colores.
Lo que quizá pocos recuerden a estas alturas de la película es que, durante el escalofriante periodo de cuatro días, Smith perteneció a los Chicago Bulls, los mismos que hace unos días renovaron a Demetris Nichols. Después de unas Ligas de Verano decentes, el alero formado en Syracuse ha conseguido un contrato de un año parcialmente garantizado, que para él supone bastante más de lo ha conseguido hasta ahora.
Y es que Nichols ha tenido un inicio de carrera algo complicado. Drafteado por New York, el equipo de la Gran Manzana le propuso pasar un año en Europa para poder hacerle hueco en plantilla. Una propuesta a la que no sólo se negó, sino que hizo que despidiera a su agente. Con su nuevo representante consiguió, por fin, que Isiah Thomas le contratara... pero no que se quedara. Cleveland fue su siguiente destino, pero con más pena que gloria acabó siendo cortado. Así hasta llegar a Chicago, donde si bien continúa sin tener minutos, al menos ha conseguido ha conseguido que se interesen en retenerle.
El 'Training Camp' dirá, pero seguro que en Illinois andan más preocupados por las últimas declaraciones de Ben Gordon, en las que daba por finalizado su ciclo en el equipo. El año pasado, el asunto ya tenía tintes de acabar en culebrón, y hasta el momento no está defraudando. Nadie, salvo los Grizzlies (que no le necesitan), tienen dinero para ofrecerle lo que pretende, por lo que la única salida viable parece ser la de aceptar la 'Qualifying Offer' y salir a la agencia libre sin restricciones en 2009.
El que pasó por Cleveland con más sombras que luces, como Nichols, y llegó a los Hornets para tapar el hueco que había dejado JR Smith (qué bien hilado está todo, ¿Eh?), es Devin Brown, que regresa a New Orleans después de su mala experiencia jugando al lado de LeBron James. Qué mejor que volver al equipo en el que explotaste para retomar tu carrera.
Tras la marcha de Jannero Pargo a Europa, y a pesar de la llegada de James Posey, los de Byron Scott andaban detrás de un jugador que añadiera más profundidad al equipo en posiciones exteriores, sobre todo en la de escolta. En Brown, consiguen un jugador con buena capacidad anotadora y que no desentona en defensa. Lo que se dice un abonado a la clase media.
Este clon de Usher llegó al equipo de Chris Paul en la temporada 2006-07 (habiendo sido incluso campeón con San Antonio), pero tardó en entrar en la dinámica del equipo. Sin embargo, conforme avanzó la liga regular, creció su juego y fue aprovechando las lesiones de jugadores como Peja Stojakovic o Bobby Jackson, de tal forma que acabó el año como un fijo en las rotaciones.
Y seguimos con los compañeros de LeBron, para no perder la costumbre. En este caso, mucho más veterano. Tanto, que suma más temporadas en las liga que todos los anteriores protagonistas juntos. Se trata de Donyell Marshall, un clásico de la liga que ahora se encuentra sin trabajo después de haber sido cortado por Oklahoma City.
Este tirador por condena llegó a los Seattle Supersonics mediada la temporada, en el mismo traspaso que llevó a Wally Szczerbiak a Cleveland. Pero si ya había contado poco para Mike Brown, la llegaba a un equipo desahuciado no mejoró su situación. Marshall apenas tuvo minutos con PJ Carlesimo, y la perspectiva de esta temporada no era mucho más halagüeña con la incorporación de Joe Smith (otro que también estuvo involucrado en el traspaso mencionado).
Así las cosas, la mejor solución para ambas partes era cortar al jugador. Con esta decisión, la franquicia no recibe mayor beneficio que un puesto libre en la plantilla, puesto que su contrato seguirá contando en el espacio salarial del equipo, pero al menos el bueno de Donyell quedará libre para negociar su futuro con otro equipo, seguramente alguno con aspiraciones más serias.
Otros, en cambio, se negaron a pasar por su situación y paralizaron un traspaso de campanillas. Hablamos de Devean George. El alero de los Mavericks se negó a cambiar Dallas por New Jersey en el traspaso de Jason Kidd, y obligó a ambas directivas a rehacer el intercambio de cromos (con alguna que otra situación cómica de por medio). Aquello no sentó bien pero, lo que son las cosas, ha terminado renovando.
Y es que cuando el entrenador te considera necesario, tienes mucho ganado. Los equipos de Rick Carlisle se caracterizan por su desfogue defensivos, y si algo aporta George es eso, sacrificio atrás. En base a esa premisa, Mark Cuban dio su brazo a torcer y decidió renovarle por dos temporadas (la segunda de ellas, está sujeta a opción del jugador) a cambio de 4 millones de dólares.
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