Indiana Pacers 84 - 89 Chicago Bulls.
Indiana.
Earl Calloway. No todos los días iba a ser fiesta. Tan sólo un día después de haberle puesto las cosas difíciles al que dicen es el mejor defensor exterior de esta camada, Calloway aterrizó de golpe en el parqué. Tradujo su buena actuación del primer día en un exceso de confianza que le llevó a cometer numerosos errores a lo largo del partido. Pasamos de ver un base rápido y habilidoso a un base sencillamente acelerado. Tiros mal seleccionados y pases a destiempo que empañaron la buena imagen dada el día anterior.
Shawne Williams. Ni rastro de la superioridad demostrada el día anterior. Esta vez le tocó emparejarse con Tyrus Thomas y (en menor medida) con Demetris Nichols. Ambos supieron mantenerle lejos del balón primero, y lejos de la canasta después, convirtiendo en irrelevante su presencia sobre la pista.
Chicago.
Derrick Rose. Pasito a pasito, se va desenvolviendo el regalo. Claro que aún queda mucho trabajo por delante si de corresponder a su vitola hablamos. Tras una primera parte en la que parecía que todo iba a correr por los mismos derroteros del primer partido, la confianza llegó a la cabeza de Derrick Rose que, sin embargo, no gozó de demasiado acierto en sus intentos.
Durante los dos primeros cuartos, volvimos a ver a un Rose falto de confianza en las penetraciones, dubitativo en la dirección y muy reticente a tirar en suspensión, salvo que la ocasión de canasta fuera manifiesta. Sólo las fases en las que los incontables fallos en ataque de los Pacers permitían correr a los Bulls, pudo verse a un Rose más valioso.
En lo segundos veinte minutos, llegó la transformación. Rose se puso el traje de número 1 del draft que tenía guardado en el armario y, armado de confianza, se lanzó con mayor frecuencia hacia el aro rival. Alentado por el mal partido del base rival, se mostró más agresivo y buscó con más insistencia la canasta. Le falta el acierto para terminar de coger confianza.
Tyrus Thomas. Los partidos con este hombre son una auténtica montaña rusa. Capaz de lo mejor para, acto seguido, cometer un error en el que sólo un parbulario podría caer. Año tras año demuestra una confianza desmedida en su sobresaliente capacidad física. Tanto es así que, a veces, a uno le da la impresión de que olvida que está jugando al baloncesto.
Demostró su atención en defensa y su hambre de rebote. Gracias a ello, contribuyó a la salida rápida del balón cuando el equipo dirigido por Vinny Del Negro (él también da sus primeros pasos en esta Orlando Summer League) buscaba darle más velocidad al partido.
En ataque, las sigue dando de cal y de arena. Quiere hacer más de lo que realmente sabe y eso le lleva con demasiada frecuencia a cometer errores infantiles. Cada vez que tiene el balón en las manos, algún mecanismo se activa en su interior para aumentar de manera vertiginosa sus revoluciones por minuto. Sigue demostrando mejoras en su tiro de media distancia.
Demetris Nichols. Una de las noticias agradables con las que pueden contar los Bulls en esta liga de verano. Se ha convertido en el recurso ofensivo del equipo, y gracias a la confianza que parecen tener depositada en él, empieza a mostrar pequeños signos de anotador solvente. Aunque aún le queda como asignautra pendiente esa tarea para algunos tan complicada de crearse su propio tiro, su acierto está dejando muy buen sabor de boca.
Aaron Gray. Buen partido del pívot de Pittsburgh, que con su acierto en ataque y su pelea bajo el aro rival se convirtió en el principal estilete para lograr la remontada y sellar la victoria de Chicago. No realizó grandes movimientos al poste bajo, pero estos fueron lo suficientemente efectivos como para hacer daño a los pívots rivales.
Joakim Noah. Desaparecido en combate. Y eso que esta vez vez no le tocó bailar en defensa con la más fea. Se ocupó de Courtney Sims, por lo que podemos concluir que estuvo bastante relajado atrás. El problema es que en ataque volvió a dejar que desear. Tanto que fue su falta de acierto la que motivó la salida de Aaron Gray.
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