lunes, agosto 13, 2007

Darryl Watkins se agarra al tren de la NBA.

A falta de confirmación oficial, todo parece indicar que el pívot de Syracuse firmará con los Sacramento Kings su primer contrato profesional. Las cantidades, 450.000$ (levemente superior al mínimo salarial, cifrado en 427.000$) por la próxima temporada, no invitan al derrochen, pero suponen una oferta irrechazable para el jugador: el tren de la NBA vuelve a pasar por su vida.

Lo más "fácil" ya está hecho, pero ahora queda lo más duro: ganarse un puesto en la plantilla y, más tarde, prorrogar su estancia en la mejor liga del mundo. Hace medio año terminó su ciclo universitario con Syracuse, pero no resultó elegido en el draft. Días más tarde disputaba las ligas de verano con unos accidentados Kings (quien no tenía problemas físicos, los tenía familiares) y su actuación no fue la mejor posible. Consiguió pasar desapercibido incluso en un equipo que no protagonizó precisamente grandes veladas.

La impresión del cuerpo técnico de la franquicia ha debido ser otra. O al menos no tan determinante como la confianza en sus cualidades. Se trata de un hombre interior de evidente corte defensivo. Un pívot ágil, rápido e intenso a rachas que tiene en el tapón su principal tarjeta de presentación. Un jugador peleón en el rebote con una capacidad innata para desaparecer de los partidos en el momento más inesperado. En ataque, su limitada producción se reduce a las cercanías del aro, donde culminará por la vía rápida y sin demasiadas florituras.


Es el segundo undrafted que fichan este verano los Kings tras Mustafa Shakur, quizá el más sorprendente de cuantos se quedaron sin ser elegidos en junio.

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