Los Miami Heat han conseguido por fin contratar un base. O al menos un jugador pequeñito que suele hacerse pasar como tal. Más tarde de lo esperado y más barato de lo previsto, resulta ser también peor de lo deseado. Tras ser recuperado para la causa de la mano de Phil Jackson, su nivel ha ido descendiendo durante la última temporada hasta el punto de perder el puesto frente a un rookie que, si bien no destacó, sí supo hacer su trabajo.
Suficiente, como también es el dinero que tendrán que desembolsar los de Florida por las próximas dos temporadas. Tan sólo una parte de la Mid-Level Exception. Todo un alivio para las arcas de la franquicia, después de haberse hablado durante las últimas semanas de contrataciones por valor de 30 millones de dólares en 5 años. Quizá el esfuerzo sí hubiera merecido la pena. Durante este tiempo, se ha hablado de jugadores de la talla de Steve Francis (que acabó en Houston), Rafer Alston (las negociaciones por su traspaso no han fructificado) o Brevin Knight (aún sin equipo).
Lo cierto es que Smush Parker no se ajusta al perfil de cualquiera de los otros candidatos a la vacante, circunstancia que hace pensar en él como una de las últimas alternativas que barajaban los Heat. Salta a la vista que no se trata de un director de juego. Está acostumbrado a tener que convivir con grandes estrellas que necesitan el balón en sus manos y sabe cuándo debe soltarlo, pero hasta el momento Smush se ha mostrado incapaz de mover a un equipo por sí sólo. Tampoco se trata de un buen tirador. Pese a que el Miami Herald, en un ejercicio de profunda inocencia, lo tilden del sustituto de Jason Kapono, tampoco es un tirador ni mucho menos fiable (baste con ver sus porcentajes desde el tiro libre). A nadie se le escapa que su acierto desde la línea de tres puntos aumentará gracias a la presencia de Shaq en la zona y a las defensas que atraerá Dwyane Wade sobre sí, pero Smush nunca ha sido un tirador.
¿Dónde se encuentra, pues, el valor de este jugador? Quizá una de las cosas que más ha llamado la atención del cuerpo técnico de los Heat sea su buena defensa sobre el hombre, algo mucho más necesario cuando vemos las lamentables carencias que a menudo saca a pasear un Jason Williams cada vez más mermado por las lesiones. Ello, junto a una relativa facilidad anotadora, le convierten en un fichaje decente para el juego exterior de los de Miami. Decente, sin más. Nada que sirve para mantener las aspiraciones al anillo.
De eso también puede que se hayan dado cuenta los agentes libres, que uno tras uno han ido dando la negativa al conjunto dirigido por Pat Riley. Las expectativas de cara al título ya no son tan altas como en años anteriores, y eso es algo que han notado en este mercado de verano.
Su contratación, además, puede significar la renuncia a Juan Carlos Navarro, cuyos derechos son "presa" de unos Washington Wizards que se niegan a aceptar cualquier oferta (hasta 8 franquicias se han mostrado interés) que no incluya a uno de los grandes contratos que tienen en nómina, al tiempo que tampoco tienen intención de contratarlo ellos mismos. Ante tal situación, el FC Barcelona ya le ha puesto un ultimatum al jugador: debe haber resuelto su situación antes del 3 de agosto. De lo contrario, la rebaja de 11 millones en su cláusula desaparecerá, mermando considerablemente las puertas de la NBA al genial escolta.
El hecho de haber hecho uso tan sólo de una parte de la MLE abre las puertas a una futura incorporación. Las carencias en la rotación interior son evidentes (sobre todo en lo referente a la salud) y la franquicia podría ser otra de las perseguidoras de PJ Brown que, según se ha publicado, querría acabar en un equipo de Florida o en un aspirante al título.
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