viernes, julio 06, 2007

Draft de una noche de verano. Capitulo XXVII.












Seattle Supersonics. Comienza la Era Durant.


La tarea de los Sonics el 28 de junio era mucho menos pesada que la de los Trail Blazers. Tan sólo debían dedicarse a escoger el que quedaba libre de "los dos magníficos". Resultó ser Kevin Durant y, quizá a diferencia de lo que hubiera ocurrido en caso de ser Greg Oden (puesto que no hubiera ocupado la posición de otra de las estrellas del equipo), comenzó un terremoto de movimientos.

Desde días antes del draft ya circulaban por Internet fotomontajes en los que salía con la zamarra de Seattle y un café de Starbucks en la mano. Solucionado el gran dilema, quedaba poco trabajo por hacer (si es que alguna vez lo hubo) para la elección número 2. Kevin Durant, el hombre que ha conseguido resucitar "El dilema del 84": el interior dominante o el exterior con tintes de megaestrella. Antes incluso de poner un pie en la NCAA, ya corrían los comentarios que hablaban de él como el freshman más dominante que habría en años. Poco se alejaron de la realidad.

A lo largo de esta temporada, Durant ha puesto en juego un repertorio inagotable de recursos técnicos ofensivos absolutamente demoledor. Su tiro de media distancia resulta por momentos infalible, mientras que desde la larga distancia, ha dejado la sensación de dominar sin problemas la línea de 3 NBA. Su habilidad y su altura, junto con su interminable envergadura, le hacen un jugador de mecánica intaponable en campo abierto. Sin embargo, su capacidad anotadora no termina ahí. Gracias a su velocidad, primer paso y manejo de balón, es capaz de echar la bola al suelo sin ningún problema y penetrar a canasta.

Saltarán a la vista las continuas menciones a su envergadura y aptitudes físicas, y es que, al igual que puede decirse con Greg Oden, Kevin Durant tiene un cuerpo perfectamente modelado para la práctica del baloncesto. Nació para jugar al baloncesto. Será esa misma envergadura, junto con su capacidad de salto, la que le permita alzarse con rebotes en apariencia imposibles.

Tras esta "felación" sin límite aparente, ¿Qué es lo que falla en Kevin Durant? Quizá algo más de capacidad de pase y, sobre todo, añadir algo más de peso. Dejemos de lado el hecho de que, en las mediciones físicas previas al draft, él fuera el único incapaz en hacer una sóla repetición, puesto que con unos brazos tan finos y, sobre todo, largos, las repeticiones en banca son mucho más complicadas. El caso es que, en la lucha contra gran parte de los '4' de la liga, necesitará algo más de fuerza para frenar sus acometidas.













La gran sorpresa que nos tenían preparada aguardaba en el número 5. Detrás
de la elección de Jeff Green por Boston había mucho más: el traspaso de Ray Allen. El dulce escolta sería empaquetado a Boston junto con el número 35 (que se convertiría en Glen Davis) a cambio del recién elegido novato, Delonte West y Wally Szczerbiak. Un base, un escolta y un alero, todos ellos de garantías (a menos que el tobillo de Wally World se obceque en demostrar lo contrario) que, junto con el número 2, apañaban un quinteto de calidad a los del Estado de Washington. Los Sonics rechazaban al mismo tiempo la oportunidad de que Ray Allen ejerciera de maestro del nuevo fenómeno, aunque el genial escolta, posteriormente, admitiera que no guarda rencor alguno a la franquicia por haberlo traspasado.

Con Green, los Sonics reciben a un alero con una gran visión de juego. Un jugador en cuya capacidad de pase Kevin Durant encontrará a su mejor aliado. Pero Jeff Green no termina ahí. Se trata de un gran defensor, polivalente y buen reboteador. Un all-around player con talento ofensivo (necesitará pulir su aportación anotadora) y contundencia defensiva. En segunda ronda, disponían también de un número 31 (Carl Landry), que pondría rumbo a Houston a cambio de una futura segunda ronda.

Los Sonics, al igual que los Blazers, aprovecharon la llegada del gran rookie para dar un giro de 180º a la franquicia.

NOTA: 10

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