sábado, febrero 17, 2007
Rookie Challenge. El abusón del patio de colegio
A lo largo de la historia académica de la humanidad, todo colegio y casi toda clase han disfrutado de una serie de personalidades que se perpetuaban en el tiempo. Una de las más reconocidas es la del abusón. El terror del patio, cruzarte con él te obliga anímicamente a pasar lo más desapercibido posible, por si cualquier mínimo gesto desataba su atención. De formas toscas, maneras poco ortodoxas y en ocasiones con palmeros a su alrededor que alababan su trabajo. Pero en vista del partido de ayer, esta es una institución que ha vivido un proceso de profesionalización sin precedentes. Y es que el de ayer fue un trabajo limpio, elegante en cierta medida, pero igualmente efectivo. Como si la figura del extorsionador amateur se hubiera fundido en uno con las mejores maneras de James Bond, no uno cualquiera, sino el de Sean Connery. Caballero y elegante.
El partido de ayer fue rápido, ligero, fluido, directo. El que esperara ver un partido en condiciones es que tiene poca experiencia en esto de seguir la NBA. Por tradición ha sido una partido falto de tensión, una pachanga de universitarios después de clase, un rincón perfecto para el lucimiento personal, personificado en el 90% de ocasiones en un concurso de mates para el que se preparaban los mejores pasillos posibles dentro de la zona. Descarados muchas veces. Pónmela en el cielo que yo intento bajarla. Ayer, al menos, se buscó una diversificación del lucimiento, igualmente conseguida gracias a la permisividad defensiva de las grandes fiestas. Efectivamente, esto también es extensible al terreno de las relaciones personales en esas mismas celebraciones, pero estamos hablando de baloncesto, señores.
Quizá uno de los factores que varió el escenario fue la dignidad y el trabajo de algunos participantes, algo paradójico siendo que estamos hablando de Las Vegas. La dignidad de rookies como Garbajosa, que no permitió lucimientos descarados delante de sus narices, y el trabajo de sophomores como Granger o David Lee. Todos ellos jugadores para los que, como diría Garbajosa, su sitio no estaba allí, pero era un gran reconocimiento al primer acto de la obra tragicómica de la NBA.
A estas alturas alguno es capaz de arguir que el partido no sirvió para nada. Seguramente. Como todos estos eventos. Pero saquemos a relucir nuestra capacidad deductiva. O más bien imaginativa. Imaginemos un mundo mejor. No. Bueno sí, pero eso en otro momento. Imaginemos que del partido de ayer se pueden sacar conclusiones.
Deron Williams y Chris Paul dominaron el partido a su antojo. El comienzo del base de los Jazz fue estelar, magnífico, con tres asistencias y tres canastas sin fallo cuando los rookies ni siquiera se habían desperazado (ni lo harían en todo el partido). El de los Hornets, se quedó a un robo del triple-doble, contando en su haber con 17 asistencias (récord, superando las 15 de Chris Mills en 1994), 11 de ellas en los primeros 11 minutos que estuvo en cancha. Le puso ganas, de los pocos en hacerlo. Y vaya si se notó. Mientras que el año pasado no había dudas acerca de quién era el gran base de la promoción, Deron Williams ha conseguido este año algo que parecía imposible: sembrar la duda en torno a esa afirmación. Y no porque Paul haya bajado su nivel, sino porque él ha logrado ascender a la categoría de All-Star (lastimosa las inclusiones de Tony Parker y Ray Allen) en cuestión de meses. Y por si no era suficiente con dos grandes bases, Raymond Felton completa un trío de lujo, pese a que ayer se centrar en una labor de acoso y derribo sobre Adam Morrison.
Monta Ellis anotó 28 puntos en 21 minutos, dando un recital conjunto de sobresaliente poder anotador y espectacularidad. Por su parte, David Lee hizo arte la máxima del trabajo, la percusión y la efectividad: 14 de14 en tiros, 30 puntos, 11 rebotes y 4 asistencias en su haber. Suyo fue el MVP, algo que no hará más que confirmarle como el ojito derecho de la afición del Madison Square Garden. Rudy Gay, como está acostumbrando a lo largo de la temporada, prefirió hacer la guerra por su cuenta.
Podríamos seguir con esta farsa, o podríamos ir directamente a los datos. 155 puntos para los sophomores, récord de la Rookie Challenge. 44 asistencias del equipo de los sophomores, también récord, superando las 36 que dieron también los jugadores de segundo año en 2004. 63% en triples y 75% en tiros de campo, datos que si no se acercan a tope, cerca se habrán quedado. En resumen, y como esto ha sido siempre, un partido para que los jóvenes tengan su momento de gloria, para introducir oficialmente a los que deberán ser estrellas de la liga en un futuro.
Para quienes esperaran algo más:
Esfuerzo:
Espectáculo:
¿Qué quieres de un All-Star?
¿A estas alturas te preguntas por el abusón? A la entrada del estadio.
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2 comentarios:
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