El pasado 29 de marzo tuvo lugar la cita anual del mundo del baloncesto yankee tiene con sus futuras estrellas, con sus héroes de barrio y leyendas de instituto que intentan hacerse un hueco en la agenda de los scouts. Sin embargo, la atmósfera que rodeó el partido no terminó de ser la misma que anteriores ocasiones, estaba rota, partida, desposeída del aliciente del draft. El último convenio colectivo firmado en verano terminó con el torrente de highschoolers y obliga a pasar un año en la universidad (técnicamente, un año fuera del instituto, pero la NCAA es el mejor modo de sacarle provecho) antes de dar el salto al profesionalismo. Pero queda la esencia, esa dulce sensación de estar engañando al tiempo para ver el futuro, presenciar a los que en un futuro estarán entre los grandes... si continúan por el buen camino, que no siempre es posible.
Entre las gradas se encontraba John Wooden, invitado de excepción para un encuentro que años atrás hubiera devorado en busca de esa nueva perla que le permitiera alcanzar por enésima vez la cima. 10 campeonatos universitarios llevaron su firma y 7 de ellos de forma consecutiva para mayor desesperación de los concurrentes. Eran los tiempos de Bill Walton, Gail Goodrich, Henry Bibby o un Kareem Abdul-Jabbar que aún anotaba bajo el nombre de Lew Alcindor. Unos Bruins que saltaron recientemente a la primera plana nacional con motivo de la Final Four, que acabaron perdiendo frente a los Florida Gators de Joakim Noah. Esto en tiempos de Gooden no ocurría, pero los años pasan para todos. Como también han pasado para Elgin Baylor y Mike Dunleavy Sr, General Manager y entrenador respectivamente de unos Clippers que sí han recibido con buen gusto ese inalterable paso. Con balance positivo por primera vez en 13 años, tal vez sea esa circunstancia la que les permitiera afrontar con entereza los terribles recuerdos que despierta para la franquicia la ciudad de San Diego.
El Este de rojo y el Oeste de blanco, el balón voló en el aire y la fiesta en las gradas. De la igualdad inicial se pasó al dominio insultante del Oeste de la mano del trepidante Javaris Crittenton, que mostró grandes aptitudes. Con Vernon Macklin y Bradan Wright remachando el buen trabajo y Greg Oden ejerciendo de valladar, la diferencia se fue hasta los 20. Y hasta ahí lo que se daba. Como la manzana de Oliver Newton, todo lo que sube, baja y cuanto más alto, más dolorosa será la caída. Y así lo fue. La remontada comenzó y el descanso no fue tregua. El 55-48 al término de los primeros 20 minutos bien pudiera indicar para unos un alivio y para otros sólo el principio de algo más grande. Y resultó ser lo segundo pese a la dirección de Sherron Collins, que dejó que desear. Lo que el infalible Daequan Cook había comenzado desde la larga distancia, lo prosiguió el propio Collins con 2 tiros libres que daban el pistoletazo de salida a un incontestable parcial de 15-0 en el que Kevin Durant se coronó como el mejor del partido. El buen hacer de Chase Budinger y John Scheyer terminaron por rubricar la victoria 112-94 para los del Oeste.
Darell Arthur: Sin haber firmado aún el compromiso formal con alguna universidad, lo que no le faltan son ofertas a este atlético ala-pívot. Y es que colleges de la talla de Texas (de donde es natural y que se perfila como posible destino) o Arizona, se pelean por sus servicios de cara a la próxima temporada. Slim Shady, como así hacer llamarse, supo aprovechar los pocos minutos en cancha para tratar de atacar de espaldas y de cara al aro, y su poderío en el rebote, aunque también sobraron minutos para dejar ver que su control de balón es uno de los aspectos a pulir durante los próximos años. Para probar sus artes en los altos vuelos, quedó el concurso de mates, en el que dio muestras de su capacidad de salto vertical y su elasticidad.
DJ Augustin: Otro producto del Estado de Texas, los Longhorns ya se han encargado de reclutarlo para el siguiente año con vistas a la posible marcha de Daniel Gibson de cara al draft del verano próximo. Excelente pasador, aunque no estuvo esta vez acertado desde la suerte de la larga distancia. Correcto en defensa y más que aceptable en las labores de dirección del equipo, mantiene los fundamentos esenciales para desempeñar la labor de base de apoyo, pudiendo aportar algo más de anotación cuando esta sea precisa. No obstante, parece no haber llamado en exceso la atención de los scouts, que se muestran aún reacios a augurarle un posible futuro en la NBA. Al menos, tendrá la ventaja de contar el año que viene entre sus compañeros al prometedor Kevin Durant.
Chase Budinger: Uno de los grandes protagonistas del partido. Co-MVP, no en vano. No cabe duda de que hará las delicias de los aficionados de Arizona. Natural de California, se lució ante su público primero con un gran concurso de mates, en el que acabó como segundo clasificado, y después con un extraordinario partido, que crea grandes expectativas de cara a su futuro. A parte de un buen tiro de larga y media distancia, hizo gala de un gran juego en transición, se atrevió incluso a dirigir de forma sorprendente algunos de los contraataques de su equipo, acabados todos ellos con buen criterio y, en ocasiones, demostrando una habilidad de pase inusual en un jugador de su estatura. Incluso tuvo tiempo para dejar sentado a todo un Greg Oden con un reverso que causó impresión entre los presentes. La falta de dureza en defensa, un punto débil. Como nota anecdótica, gracias a la retransmisión de la ESPN se pudo saber que fue miembro de la selección estadounidense de voleybol.
Demond Carter: No dejó muy buena impresión este base a lo largo del encuentro. Destellos desvanecidos en el aire bajo un claro desacierto en el tiro y en la dirección del equipo. Quedó como un base rápido... y poco más, quedando a la sombra su extraordinaria capacidad anotadora. Tweety, como así hace llamarse, fue elegido este año como mejor high schooler de Louisiana como en su día lo fueran Stromile Swift, Glen "Big Baby" Davis o Paul Millsap (primer jugador universitario en liderar el país en rebotes durante 3 años) y ha conseguido convertirse en el segundo máximo anotador de HS de todos los tiempos, pero en un partido que todo el país vigila con lupa, pasó totalmente desapercibido. No obstante, Baylor depositará en él sus esperanzas de futuro.
Earl Clark: Cuando Louisville apuesta por un jugador no suele hacerlo en vano y este parece ser uno de esos casos. De nuevo nos encontramos ante un jugador terriblemente desacertado, aunque sus fogonazos fueron más pronunciados. Versatilidad es la palabra que mejor puede definirlo, manejo de balón lo que más puede llamar la atención del espectador en un jugador de su altura. Él afirma ser un base frustrado en la posición de 3 por necesidades del equipo, aunque yo también podría decirlo y tampoco sería cierto. 5 rebotes y 2 tapones en 16 minutos hablan bien de sus maneras, pero el 1 de 7 en tiro nos pone en aviso de la irregularidad que puede llegar a demostrar. Un talento que en manos de Rick Pitino es difícil que se eche a perder.
Sherron Collins: No siempre las comparaciones son buenas. Encasillan en exceso las expectativas depositadas sobre un jugador, pero su presencia es tan obvia que su negación acabaría siendo estéril. Cuando uno ve en acción a este jugador, es inevitable que un nombre acuda a la cabeza: Nate Robinson. No va más allá de una opinión personal, pero un base rápido, explosivo, diminuto, fuerte, con gran control de balón y tanta habilidad en el aire como dudas generadas en torno la dirección (al parecer opinión no compartida por los diferentes scouts) y la fiabilidad de su tiro, es un "profile casero" que bien puede ajustarse a la labor de ambos jugadores. Pueden existir diferencias de nivel, pero las semejanzas quedaron latentes. En Kansas tienen nuevo showman, pero veremos si algo más.
Mike Conley: Presencia testimonial la de este prmotedor base. Compañero de instituto del todopoderoso Greg Oden, compartirá también con la espectacular mole adolescente su experiencia universitaria en una universidad que prepara un espectacular salto cualitativo de cara al año que viene: Ohio State. Poco, muy poco se pudo ver de este jugador. Hijo de atleta olímpico, dicen de él que posee un gran conocimiento del juego, un buen tiro de larga distancia, mayor espíritu de equipo del que otros bases destacados a su edad puedan tener y un instinto especial que le permite salir a flote en los momentos calientes, cualidades todas ellas que quedarán en la teoría hasta que el año que viene aparezcan mejores oportunidades de presenciar su juego.
Daequan Cook: El que faltaba en Ohio State para terminar de hacer cundir el miedo entre los rivales. Más que miedo, expectación acerca de lo que puede resultar de la unión de un interior dominante y un exterior con gran capacidad de anotación. Porque si alguna conclusión pudo sacarse acerca de este jugador es que se trata de un anotador prolífico, capaz de sumar en penetraciones o en lanzamientos de larga distancia (impecable desde la medida NBA), tras pase de su compañero o creándose él mismo sus opciones. Por si fuera poco, su entrenador afirma que la criatura es capaz de defender y mover la bola con soltura. Asombró sin duda su capacidad para transformarse en uno de los actores principales del encuentro, liderando una remontada que sentenció el partido. Como se dice en el ámbito ciclista, lanzó la escapada buena.
Javaris Crittenton: Exhibición por todo lo alto de este base comprometido con Georgia Tech para su periplo universitario. Excepcional en la dirección del equipo y en la distribución del juego, sus pases hicieron las delicias de los aficionados, que ya de por sí estaban entusiasmados con el espectacular control de balón de que hizo gala. Se mostró imparable en las penetraciones hacia canasta y bastante acertado en sus primeros contactos con el tiro de 3. Rápido y seguro, demostró ser uno de esos jugadores que maduran antes de tiempo. Extraordinario sabor de boca, pues, el que dejó como tarjeta de presentación y es que no en vano puede tratarse del mejor proyecto de base de su promoción. Si logra congeniar con Thaddeus Young, los Yellow Jackets pueden tener muchas razones para sonreír el año que viene.
Kevin Durant: Extraordinaria exhibición l a que se ocupó de dar sobre el jugador llamado a mantener a Texas entre la terna de equipos con algo que ofrecer... como poco, que todo dependerá de cuántas serán las bajas. Gran bote de balón para tratarse de un jugador de su altura, capaz de repartir también juego, imparable en las penetraciones, con buen tiro desde más allá de la línea de 3 puntos (efectivamente, más allá, se atrevió con la distancia NBA), más que aceptable en su juego por dentro (aceptable porque no dejó verlo más, su mayor producción vino llegando desde atrás), lo único que lo separa del Olimpo es su físico que, como la gran mayoría, aún ha de desarrollar, y algo más de concentración en defensa. Tampoco quiso enconderse en los momentos calientes y suyo fue el triple que sentenciaba el partido. Como recompensa a una actuación clamorosa, recibió el Co-MVP del partido. Lejano techo el que le espera. Un enorme talento por pulir.
Wayne Ellington: Desafortunada actuación la de Wayne Ellington, considerado como el mejor escolta de esta promoción. Si anteriormente se había convertido en el campeón del concurso de triples, el día del gran partido naufragó bajo un 2 de 8 en tiros de 3. Gran anotador, mejor tirador, ataca bien la canasta gracias a su rapidez y condiciones atléticas. No obstante, es probable que con el paso del tiempo deba desarrollar las aptitudes de base dado que su altura no es la más recomendada para jugar en el puesto de 2. Su paso por North Carolina, a las órdenes de Roy Williams, le vendrá bien para pulir su juego, y a buen seguro que podrá convertirse en un jugador muy destacado. No en vano, el interés mostrado por universidades como Conneticut, Wake Forest o Villanova en hacerse con sus servicios habla muy bien de sus posibilidades.
Spencer Hawes: Excelentes toques de genialidad los que dejó ese pívot blanco a su paso por el partido. Pese a tener que lidiar en algunos tramos del encuentro con un toro de la magnitud de Greg Oden, uno puede concluir que salió airoso de la batalla. Incluso yendo más lejos, salió muy reforzado. Se mostró como un center duro en el rebote y serio en las tareas defensivas , un trabajador incansable al que, paradójicamente, ha de añadirse un precioso y preciso repertorio de movimientos al poste bajo que dejaron impronta. Formará pareja el año que viene en Washington con Jon Brockman, una etapa en la que tendrá tiempo para desarrollar su mejor físico de cara a retos mayores. Su padre, Jeff, y su tío, Steve, ostentan los 2 primeros lugares en la clasificación histórica de puntos y rebotes de su pequeño instituto. Pasado el HS, fueron también a Washington, donde el afamadoTex Winter, padre de dos de sus compañeros de instituto, era el entrenador. Jeff acabó emigrando a Europa, mientras que Steve estuvo 9 años en la NBA (Houston, Portland, Atlanta y Seattle). De casta le viene al galgo.
Gerald Henderson: Y de un compañero a otro. Porque Henderson ha compartido instituto con Wayne Ellington y, emulando a su amigo, se hizo también con un concurso: el de mates. Se convirtió en uno de los jugadores más destacados del partido gracias a sus excelentes cualidades para atacar el aro y finalizar las jugadas, aprovechando para ello sus maravillosas condiciones físicas y su explosividad. Reboteó con decisión y se mantuvo seguro en defensa, dando la sensación de ser un jugador más completo de lo que uno esperaba. En el balance negativo aparece el tiro, faceta en la que dio muestras de incomodidad según se iba alejando del aro. El año que viene estará en Duke, donde esperan que logre complementarse con la gran camada de jóvenes proyectos conseguidos en el verano de 2005 y ayude a maquillar la marcha de Shelden Williams y JJ Redick. Cabe recordar que su padre, Gerald Henderson Sr, fue también jugador de la NBA durante los años 80, pasando por equipos como Boston, Seattle o New York.
James Keefe: Actuación descafeinada la de este ala-pívot indeciso. Indeciso porque, pese a haber jugado hasta ahora en la posición de 4, tiene la capacidad y las aptitudes suficientes como para jugar como 3. Uno más de esa proclamada raza del "tres y medio". Se espera que acabe su evolución deportiva hacia dentro, para complementar a Luc Mbah a Moute en el juego interior de los subcampeones universitarios, los Bruins de UCLA. Con buen físico para luchar en posiciones interiores por el rebote, se mostró en general bastante sólido en defensa, destapándose más como jugador de equipo que como jugador referencia. No tuvo sin embargo su mejor día en el tiro, una característica que muchos coinciden en destacar acerca de su ataque. Dicen de él que mantiene un fuerte espíritu competitivo y que suele contribuir con los famosos intangibles.
Tywon Lawson: Como siempre, tenía que haber alguno cuyo nombre inspirara en el pensamiento del oyente la palabra "Jugón". Éste parece ser el caso. Será uno de los hombres destinados a dirigir el futuro brillante de los Tar Heels de North Carolina. Un base capaz de anotar de forma fluida a la vez que asiste a sus compañeros. No en vano, le bastaron 19 minutos para erigirse en el máximo asistente del partido con 5 pases de canasta. Paradójicamente, y pese a sus conocidas ansias anotadoras, tiende a mostrarse más inseguro en posiciones de tiro más alejadas del aro, siendo los escasos puntos conseguidos fruto de sus terroríficos cambios de ritmo y entradas a canasta que tuvo ocasión de completar (porque también en esta suerte encontró problemas).
Robin y Brook Lopez: Cuando uno observa una pareja de gemelops de 7 pies de altura, no puede evitar acordarse de los hermanos Collins, separados ahora en Utah y New Jersey. Como tampoco puede eludirse la tan clásica preguntar de ¿Quién es el bueno y quién el malo? Ciñéndonos al ámbito deportivo, hay mayoría de de opiniones que apuntan a Robin como el menos afortunado (aquel de incipiente parecido capilar a Sideshow Bob), pero visto el nivel de los dos, apenas es posible hablar del "malo". Ambos dejaron ver un gran instinto para el rebote y se mostraron increíblemente rápidos y coordinados para alguien de semejante altura. De trabajar bien en Stanford (universidad a la que también fueron Jarron y Jason Collins), pueden labrarse un buen futuro. Robin tiene mayor capacidad defensiva y le tocó demostrarlo con Greg Oden mientras que Brook, pese a no parecer del todo inspirado, es el de mayor talento ofensivo. Del lado de la crónica en rosa, cabe destacar que Brook es el más aplicado en los estudios mientras que Robin demuestra un menor apego por los libros. ¿El mayor? Brook, por un minuto.
Vernon Macklin: Asombrosa actuación la que tuvo este ala-pívot en el partido. Se hablaba de él como un gran reboteador, pero uno no esperaba el nivel exhibido: 10 rebotes capturados en apenas un cuarto de hora de juego. Estremeció su lucha. Estuvo atento en defensa y demostró buena visión de juego, aunque en ataque tan sólo se decidió a atacar de cerca. Es precisamente en esa faceta en la que se le exige un mayor recorrido. Dejó ver un par de buenos movimientos cercanos al aro, pero las limitaciones parecían ser mayores que las virtudes. Estuvo cómodo corriendo en las transiciones y su físico parece ir por buen camino. Con trabajo, la tradición de los buenos hombres interiores de Georgetown puede tener continuidad.
Greg Oden: La tan esperada bestia de la naturaleza ya eligió destino hace tiempo: Ohio State. Otro grande ha llegado al estado de LeBron. Y tan grande que apenas aparenta la edad que tiene, 18 años. Un hombre entre niños, esa es la sensación que trasmite siempre que juega. En escasos 10 minutos y antes de resentirse de una lesión de muñeca, había colocado 4 tapones. Imparable, imponente, arrollador, pocos rebotes se le escapaz, como pocos son los que osan penetrar la zona que él domina. Pero el pack no se acaba ahí: se mostró coordinado, seguro desde la línea de tiros libres (todo un triunfo para un hombre alto y que le será de gran ayuda pronto), y se le atribuye un gran conocimiento y visión del juego. Como colofón, la cabeza parece amueblada. Para el anecdotario quedará el alley-oop que le robó a Gerald Henderson, compañero de equipo y ganador del concurso de mates en pleno vuelo, pero es que cualquiera intenta pararlo cuando va directo a canasta. Son tan altas las miras depositadas en él que nadie cuestiona que, de haber podido dar el salto al profesionalismo, no hubiera encontrado mayores problemas, aunque su paso por la universidad (habría ido aunque no hubiera límite de edad) le vendrá bien para pulir y mejorar aspectos de su juego ofensivo.
Scottie Reynolds: Acompañó a Tywon Lawson en la siempre grata tarea de liderar el partido en asistencias repartidas, con 5 en tan sólo 13 minutos de juego. Demostró así su buen visión y dirección de juego, así como su capacidad de pase pero, lejos de ser un base al uso, parece acercarse más al prototipo de lo que popularmente se conoce como "tweener": Un jugado indeciso, que se debate entre dos posiciónes (quizá más cercano a la de escolta que a la de base por momentos, como indican los scouts), que tiene capacidad suficiente para ambas y a la vez le falta ese "algo" definidor. Hablan de él como un extraordinario tirador, de los más destacados de la promoción, pero lo cierto es que no tuvo el tiempo ni el acierto para corroborarlo. En Oklahoma lo tendrá.
Jon Scheyer: El mismo año que se va JJ Redick aterriza otro tirador incontestable, un asesino de la larga y media distancia que apenas deja respiro desde que la pelota llega a sus manos hasta que sale de ellas. Fino como la seda. Y no, tampoco le quema el balón cuando todo está que arde. Pero Jon no se acaba ahí, va más lejos, ya que logra aportar en todo su granito de arena. Reboteó con seguridad, movió el balón con soltura, corrió bien al contrataque, en defensa estuvo más que correcto y fue uno de los artífices de la remontada. Los que van demasiado lejos son los scouts, que hablan de él como uno de los mejores jugadores de instituto de la historia de Illinois. Lo cierto es que llega respaldado por el título al mejor jugador del Estado y en Duke empiezan a frotarse las manos.
Lance Thomas: Ala-pívot por poco tiempo. O al menos eso dicen los scouts y se dejó ver por el partido. Es más, de no conocer su posición natural de "cuatro", y viendo tan sólo el encuentro, podría pensarse en él como alero. Y es que poco a poco va trabajando para reorientar su juego, dejando de lado sus trazos de interior arrollador de high school, algo que quedará sólo en el recuerdo en forma de interesante versatilidad. Juega de forma intensa y fruto de ello logra recoger numerosos rebotes. Como muchos otros compañeros, necesita mejorar su físico, pero eso es algo que con el paso del tiempo acabará llegando Lo que llevará más trabajo será el desarrollar un tiro fiable, más acorde con la posición que pretende. Aún no ha decidido el equipo para el que jugará a nivel universitario, aunque parece que Duke tiene muchas papeletas de hacerse con un gran refuerzo.
Brandan Wright: Interminable envergadura. Eso es lo primero que salta a la vista nada más contemplar a este jugador. Una de esas armas que te hacen la vida más facil, como así pudo demostrarlo a la hora de luchar por el rebote y colocar algún que otro tapón. Sumado a un par de buenos movimientos al poste o cara al aro y buenas condiciones atléticas, da como resultado un gran proyecto de futuro a la espera de que algún entrenador saque todo el jugo que lleva dentro. Aún queda trabajar en el plano físico (da la impresión de que más de uno puede llevárselo por delante), pulir el tiro y controlar más el balón, pero la materia primar no es algo que en North Carolina acostumbren a desaprovechar. La fábrica de churros nunca para la producción.
Thaddeus Young: Considerado como el tercer mejor jugador de la camada tras los inalcanzables Greg Oden y Kevin Durant, no extraña que sean muchos los ojeadores que lo colocann como lotería a poco que tenga un buen año en Georgia Tech. Dejó ver una gran capacidad anotadora, ya fuera creándose sus propios tiros (bastante capaz para ello) o apoyándose en sus compañeros. Su altura es un punto a favor en defensa cuando le toca jugar de alero, aunque la posición de "4" tampoco le viene nada mal. Su juego destiló clase.
3 comentarios:
Uno de los Collins, el que jugaba en Atlanta, murió.
Por lo demás buen análisis.
Ése era Jason Collier, no Collins ;)
jaja,voy a sacar la pata q la he metido hasta el fondo ;)
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