sábado, febrero 18, 2006

Saturday Night Fever

Y el sábado tiempo de viejas glorias, de trileros, de francotiradores y de supermanes. La hora de ver todo aquello de lo que son capaces los especimenes que pueblan la NBA, de comprobar más que nunca que algunos distan de ser humanos de a pie en un fin de semana destinado a acercar la competición a la tierra de los espectadores. Día de impass entre partido y partido, un espectáculo de varieté donde los jugadores actúan de cabareteras (con tanto leotardo de Nike uno no sabe distinguir), dejando la boca abierta cuando no hay liga a base de perversiones. Los dos primeros fueron los tan manidos preliminares, entretenidos, divertidos, de nuevo cuño e indispensables para calentar motores, después vino la fase de afinar la puntería y, como colofón, a ver quién era más salvaje metiéndola.

RadiosShack Shooting Stars.

Sí, gracioso, es un trío, pero no seguiré por el camino marcado. Las viejas glorias, los actuales dioses y las Amazonas del baloncesto. Lo que se pudiera haber avecinado como una terrible guerra entre deidades del cuero naranja terminó siendo un lineal paseo por los restos de las ruinas de Olimpia. Cronos se encargó de sentenciar a los allí presentes y el resto sólo Caronte y el Hades lo saben. No estuvo acertado Zeus en la creación de este campeonato. Uno se pregunta, como tantos otros, si no sería posible un cambio en la reglamentación del concurso, que lo haga más dinámico o, al menos, aportara mayores dósis de emoción al evento. Empezó y terminó en medio minuto, lo que tardaron los San Antonio Spurs de la mano de Tony Parker en establecer el nuevo récord. Salvo Shawn Marion, todos los jugadores NBA en activo se encargaron de clavarla desde la mitad del campo. Por los Suns, la encargada fue Kelly Miller o, como a Daimiel le gusta llamarla, Lisa Harrison. Las crónicas en rosa hay que afinarlas.

Play Station Skill Challenge.

De videojuego no, sino de dibujos animados parecían estos jugadores. La crème de la crème de los jugadores exteriores se reunió en el concurso, el caviar de esturión, un plato que reunía lo mejor de lo mejor y que acabó haciéndose poco y caro. Mucha mandarina desde la bombilla, demasiada manzana al cesto, y Andrés y Antoni con sus calabazas de siempre. Los entrantes se hicieron demasiado lentos y al final hubo que hacer prisa con los cafés. ¡Nos vemos en Las Vegas! Cubierto reservado, Dwyane. La primera ronda decepcionó al más optimista, nadie pensaba que un concurso formado por el vigente MVP, el rookie del año y dos de los estandartes de la NBA de nuevo cuño iba a dar para tanto bostezo. Resultó cuanto menos curioso que en la Final nadie hiciera la bandeja de rigor, cuando uno es de la opinión de que de haber hecho bandeja en lugar de mate con celebración, un nuevo récord hubiera caído.

Foot Locker Three Point Shootout Contest.

Batalla entre los más finos estilistas del lanzamiento a larga distancia y fue a ganar el que peores armas tenía para ello (que no puntería). Entre tanto Clint Eastwood, Kirk Douglas, Gregory Peck y John Wayne, fue a destacar Robin Hood con su arco. Entre tanto guard de raza negra, 6 pies y rapado de rigor, fue a ganar el alero blanco, de 7 pies y melena al viento. Y ganó con polémica, de esas que hacen que la pianola se pare, los parroquianos se den la vuelta y los whiskys rueden por los suelos. El flechazo en la manzana de Guillermo Tell entró a destiempo, tensó el arco y soltó la flecha cuando la cuenta atrás había tocado a su fin, pero la emoción del momento hizo pasar el detalle por alto. Por primera vez, Robin Hood robó con fines lucrativos y bajo sospecha pasó a la fase final, donde ni el feo ni el malo pudieron con el bueno. Da que pensar ese dato que indica que sólo 1 de los 6 participantes pasara de los 15 aciertos en la primera ronda. Los tiempos cambian y parece que para esto también. La final dio un poco de lustre al pálido enfermo pero pese la victoria de Dirk Nowitzki, en años venideros deberán poner especial atención en la elección de tiradores. Por el bien del concurso... y de los tableros.

Sprite Rising Stars Slam Dunk.

Si hay algo que ha deseado siempre el hombre y lo ha acompañado desde el inicio su particular periplo por el mundo, si hay algo que ha soñado desde que ha tenido conciencia de esa maravillosa capacidad en un animal, si hay algo que lo ha empujado a en sobremanera a llevar al extremo su capacidad racional, eso es volar. Surcar los aires como un pájaro. Sentirse libre en el cielo. Dejar de estar atado a esta eterna condena que es a veces tener los pies en el suelo. ¿Qué son los ángeles sino un invento para evadir la frustración de no poder volar? Cuatro. Cuatro fueron los hombres que se atrevieron a desafiar las leyes de la gravedad en uno de esos días que ayuda a revitalizar un concurso que poco a poco ha ido cogiendo mejor color. Ríos de tinta pueden correr acerca del resultado final. Cualquiera que viera el primer mate de Josh Smith asistiría a una ruín calificación para un mate que pocos son capaces de hacer. Con dos dedos de frente, se consigue ver que Nate Robinson tenía que ser el ganador del concurso sí o sí. Todos lo teníamos en el corazón como el "entrañable" y se destapó como una fiera. Saltar por encima de su doble fue inolvidable. Intentar 15 veces el mismo mate, lascivo. Puntuar con un 44 a Andre Iguodala para conseguir el empate, escandaloso. Siempre nos quedará la duda de saber qué hubiera pasado de haber reservado el mate más imaginativo de lo que llevamos de siglo para la "Gran Final".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay que reconocer que iguodala se repitio en su ultimo mate... No se quien deberia ser el justo ganador, xo para mi ha sido el mejor concurso desde el 2000