Chicago Bulls 70 - 94 Miami Heat.
Chicago Bulls.
Derrick Rose. Lo repetiremos hasta la saciedad. De estos partidos nunca se pueden sacar conclusiones. Sólo meras impresiones que ayuden a paliar el mono de poder ver en acción a las "Nuevas Generaciones". La que dio hoy Rose anduvo lejos de la esperada para un número uno del draft.
Tuvo en Mario Chalmers un hueso muy duro de roer, y así lo sufrió. Arriesgó lo mínimo en ataque, tanto a la hora de pasar como cuando trataba de anotar. No tiró desde media distancia. Sus intentos en ataque se redujeron a las penetraciones de las que, dicho sea de paso, tampoco logró sacar grandes beneficios, como tampoco lo hizo de sus viajes a la línea de tiros libres.
Sólo logro destacar cuando el ex de la Universidad de Kansas se marchó al banquillo y salió Jason Richards, momento que coincidió con una fase del partido en la que los Bulls pudieron correr al contraataque. Debut muy discreto.
Tyrus Thomas. Como suele suceder en este tipo de partidos, fue el hombre más destacado de su equipo. Cuando los demás juegan sin apenas tensión, la labor de alguien tan hiperactivo y atlético brilla irremediablemente. Se hizo dueño y señor de los rebotes y se mostró raramente efectivo desde la línea de tiros libres. Debe ser que el ambiente de Florida le sienta bien a su muñeca de madera, porque el año pasado se le vio anotar desde la media distancia.
Sin embargo, sigue con su eterno pecado: no canaliza ese exceso de energía y salta a todo lo que se mueva. Ninguna de las veces que salió al paso de Beasley cuando éste ya había superado a Noah resultó efectiva. Cumplió con su máxima: primera jugada del partido, primera falta.
Joakim Noah. Partido muy discreto de un hombre al que las patillas le crecen al mismo ritmo que su historial de delitos menores. En defensa no encontró manera humana de defender a Michael Beasley y, en ataque, se vio incapaz de superar a rivales de la (nula) entidad de David Padgett, haciendo gala de unas maneras muy poco ortodoxas.
Miami Heat.
Michael Beasley. Como era de esperar, monopolizó por completo el ataque de Miami. La temporada regular, con la presencia de Dwyane Wade (y quién sabe si Shawn Marion) marcará otra forma de hacer, pero dado que esto es una Liga de Verano, no hay más rey sobre la pista que el número 2 del draft. Y a diferencia de Derrick Rose, este 3.5 salido de Kansas State aprovechó la ocasión para brillar.
Tiros lejanos, incluso triples, penetraciones a canasta, y basura recogida bajo los tableros. Aprovechó cualquier mínima oportunidad para engrosar su cuenta anotadora, y ni Joakim Noah (su par durante la mayor parte del tiempo), ni Tyrus Thomas, un jugador de su mismo (o superior) corte físico, pudieron hacerle frente. No necesitó para ello ni un primer paso especialmente poderoso, ni un buen manejo de balón. Sólo tener el aro entre ceja y ceja.
Así lo hizo, y así cumplió. Recital desde la media distancia y desentendimiento del resto de los compañeros. La relajación le llevó a un exceso de confianza, y vio cómo primero Tyrus Thomas y más tarde Cedric Simmons, le taponaban sendos intentos de mate. Buena puesta en escena.
Mario Chalmers. Le ganó la partida a Derrick Rose, y eso ya es más de lo que cabía esperar del primer día de acción, colocado por el "caprichoso calendario" como el primer enfrentamiento entre los dos principales candidatos al Rookie del Año. El base de Kansas rompió el guión y acabó con el otro cabeza de cartel. Sensacional actitud en defensa. Incordió a Derrick Rose y no le dejó siquiera botar con comodidad para entrar a canasta.
Por si fuerta poco, también en ataque tuvo su pequeño papel. Tiros en suspensión y penetraciones a canasta (dejó con una preciosa bandeja una de las jugadas más destacadas del partido) que destacaron sobre una labor principal que hoy parecía ser la de surtir de balones a Michael Beasley.
Kasib Powell (Miami) y Demetris Nichols (Chicago). Protagonizaron la historia secundaria del partido. Ambos anotaron con fluidez y se defendieron mutuamente, siendo el de Miami más destacado en defensa y el de Chicago en ataque (quizá la ausencia de mejores alternativas haga sobresalir su actuación más de lo que realmente fue).
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