Lo siento, I'm sorry. No se me ocurría mejor frase para anunciar cambios, y dado que la neonata cadena de televisión optó por bombardear a sus televidentes con el lema de marras, me dejaré llevar por la inercia.
Cambios, cambios, ¿Qué cambios? "La Sexta lleva diciendo lo mismo un par de meses y aún estoy esperando a que cambien algo". Ya, hombre, ya, pero esta vez es de verdad de la buena. Habrá cambios. "¿Y en qué? ¿Vas a poner una bailarina de striptease para que te visite alguien, como las chicas del tiempo en Rusia?" No. Líbreme de semejante recurso. Lo harán porque allí el tiempo siempre es el mismo y nadie esperará que le anuncien 35º a la sombra. Como veo que vas desencaminado, mejor permanece atento al monitor. "¿Otra vez cambiarás de diseño? La verdad es que al logo de La Sexta bien le vendría una remozadita" ¡Come y calla!
Y para darle algo más de vidilla al asunto, sirva este párrafo de agradecimiento por la excepcional cobertura que ha brindado sobre el Mundial de Japón. No ya de la celebración, de la que comentan fue más la retransmisión de "Madrid se quema, se quema Madrid" (pecaron de neófitos y TVE aprovechó la ocasión como perro viejo). Servidor era uno de los 100.000 enfervorecidos aficionados, luego no podrá dar mayor cuenta del fenómeno televisivo en que pasó a convertirse Cristina "Pullitzer" Villanueva. Pero bueno, que el despropósito no empañe el gran trabajo realizado a lo largo de medio mes de plena dedicación al baloncesto. Porque necesitábamos que alguien nos mimase en abierto. Y sólo 3 millones de euros hicieron falta para ello. Portela, esta vez tampoco ganaron los que tú querías.
¿Y cómo vive un camarero veraniego el Mundial? Pues sufriendo, sufriendo por no poder ver todo lo que a uno le hubiera gustado ver. Lo había soñado como 2 semanas abusando lascivamente del sofá y la televisión, pero finalmente en julio dejé de ser free agent. Un reconocido centro comercial apostó por mis servicios y el resto es historia. Hace gracia que las bandejas sean de la marca Carlisle y sin embargo apuesten tanto por los "rookies" y los "oversea's". Contradicciones que tiene la vida. Dada mi nueva situación contractual, no tuve más remedio que tirar de aparatos que casi tenía olvidados: el video y la radio. Video cuando la mayor emoción era saber cuántos le caerían a Angola, radio cuando las alturas del campeonato no permitían la desinformación. Gritos ahogados en el autobús, puños cerrados y máxima tensión de camino al trabajo. ¡Ay qué tensión! Un nuevo punto de vista igual de reconfortante. En Onda Cero andaba Daimiel, en la Cope Paco Torres (gran periodista y mejor persona) y en Radio Marca festival de puñaladas entre Ramón Trecet y Moncho Monsalve. ¿Quién dijo miedo?
Miedo, nunca. Nervios, siempre. Nervios de no aguantar a que el tipo del silbato lanzara el balón al aire. Ningún miedo a jugar sin Pau. Porque si algo ha demostrado esta selección es que después de Gasol también hay vida (sin ir más lejos, el Eurobasket 2005). Y si algo ha demostrado Pepu que no hayan demostrado los anteriores seleccionadores, es que las rotaciones existen, y si existen, se utilizan. Y de qué manera. Mi padre, futbolero de pro, cayó rendido ante el juego de esta selección ya en el partido ante Nueva Zelanda (los de preparación ni siquiera yo los tomaba en serio), y vivió la final con tensión semejante. Tensión por decir algo, vaya. Lo que tardó España en parar los primeros ataques griegos del partido. Ahí al oro empezaron a salirle dos bandas rojas. Una arriba y otra abajo. Momento de emprender el camino al tajo. Según aumentan las diferencias, el grado de incredulidad asciende. Y no es que los griegos se hicieran "kakiouzis", es que España sacó el manual de cómo hay que jugar una final. El resto, historia. Los espetitos malagueños acabaron con Papaloukas, Diamantidis y Spanoulis, Marc parecía el bueno de los Gasol (Marc Gasol contro Sofoklis Schortsanitis na finale, quando il cuore vale più della dieta, rezaba la Gazzetta), Carlos Jiménez extraordinario como siempre en las labores de intendencia, American Pie Mumbrú, Rudy, Calderón (lesión de rodilla mediante), Sergio, Felipe, y los que supieron recoger el testigo de Pau, Navarro y Garbajosa.
Final del partido, victoria y júbilo. Cuando tu centro de trabajo es el edificio colindante al Palacio de los Deportes, la nostalgia es capaz de envolverte. Desde el interior se oye la marea de coches fundiendo sus claxon al unísono. Campeones del Mundo. Campeones. Ese griterío es el que consigue ponerme la piel de gallina y no el pitido final. Ahí es cuando se empieza a tomar conciencia de la magnitud. Si de sentencia vas al día siguiente a Plaza Castilla y te encuentras 100.000 personas entregadas al baloncesto, las sensaciones que puedes llegar a sentir son increíbles. BA-LON-CES-TO. Ése es Pepu, admirado hasta la eternidad tras conocerse las circunstancias en que le tocó vivir la final.
Como bien acierta hoy Gigantes al titular en número de esta semana:
Baloncesto, ¡¡¡Te quiero!!!
4 comentarios:
Bueno es un honor michigan escribir en este blog de un compañero del foro. Me había pasado alguna vez por aquí pero actualizar poco, me alegro de poder ver por fin novedades.
Evidentemente el primer post tenía que ir para lo mejor que el verano ha dado de sí, tras otro fiasco anunciado de la selección del segundo deporte del país. Saludos desde el olímpic de Badalona!
muy buena la actualizacion Mich, hacia tiempo que no te leia, tengo que volver a coger buenos habitos de nuevo.
Saludos!!
CRACK MICH SOLO POR LLAMRTE MICH ,MITICO MICH BUCANAN DE LSO VIGILANTES DE LA LPAYA, JAJAJA, CRACK TOTAL MICH!!!
Mich Bucanan... o Dirk Nowitzki, como prefiramos llamarlo. Mich Bucanan que está ahora en las playas de Donosti, por aquello del festival de cine. Ni que fuera actor.
True Wolf y Wilt, dos de mis blogs de cabecera. Un placer.
PD. Por cierto, esta noche esto recuperará ya su movimiento. A ver qué tal.
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